El Imperio, gran hacedor del hambre

Con su tónica tergiversadora acostumbrada, medios occidentales señalan a Rusia como la causante de los altos precios e inflación en general existente en Europa y gran parte del mundo, y que su operación militar especial en Ucrania sea la causante de que alimentos y fertilizantes no lleguen a los países que los necesitan y millones de personas pasen hambre.

Lo más preocupante es que 50 millones de personas que sufren desnutrición muy aguda en 45 países estén llamando a la puerta de la hambruna, y lo que fue una ola de hambre ahora es un tsunami, afirman directivos del Programa Mundial de Alimentos (FAO), obviando la desigualdad impuesta por un Imperio, realmente causante de la escalada de violencia, los impactos económicos de la pandemia y el cambio climático.

Hay riesgo de hambruna en Etiopía, el noreste de Nigeria, Sudán del Sur y Yemen, y niveles alarmantes de inseguridad alimentaria en Afganistán y Somalia.

En este contexto, el director ejecutivo del PMA, David Glease, advirtió que el mundo enfrenta "una emergencia global de una magnitud sin precedentes", con 829 millones de personas que pasan hambre, de ellas 345 millones al borde de la hambruna y 70 millones están siendo empujadas al límite por los altos costos de los alimentos, el combustible y los fertilizantes, tras el conflicto en Ucrania, sin mencionar, subrayo, que las sanciones de todo tipo impuestas por Occidente a Moscú agravan la situación.

Así, los medios fieles a Estados Unidos -la inmensa mayoría- ocultan las repetidas ocasiones en que Moscú ha denunciado que los problemas en el mercado alimenticio mundial y la crisis global se han visto agravadas por las sanciones impuestas por Occidente contra el país, tras el inicio de su operativo militar.

Tratan de ocultar que esa lluvia de sanciones impide u obstaculiza que productos de la nación más extensa del mundo no lleguen a sus destinos, en tanto que las facilidades dadas a Ucrania para que salgan de sus puertos arriban totalmente a Europa y no a los países subdesarrollados a donde estaban inicialmente destinados.

Toda esta parafernalia antirrusa, más el cambio climático aún abandonado y las desigualdades impuestas por la globalización neoliberal han hecho que la cifra de hambreados se haya disparado y, si se sigue sin hacer nada, será aún mayor.

OTROS DESPERDICIAN

Ello ocurre mientras en los países desarrollados y otros controlados por una élite antipueblo toneladas de alimentos son desperdiciados.

Así, nos enteramos que Estados Unidos, además de estar a la cabeza en muertes por el COVID-19 y explotación en general, sea la nación que más alimentos envía a la basura, cerca de 39 millones de toneladas, casi 170 000 veces lo que pesa la Estatua de la Libertad, mientras el 11,8 % de familias norteamericanas afrontan hambre.

Datos de la ONU advierten que cada año en todo el mundo se pierden o se desperdician cerca de 1 300 millones de toneladas de comida, cantidad suficiente para alimentar a 2 000 millones de personas.

Y en Latinoamérica el contraste es alarmante: mientras más de 42 millones de personas pasan hambre, "en la región se pierden o desperdician hasta 127 millones de toneladas de alimentos anualmente", dijo Sara Granados, asesora de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Según explica en su sitio WEB Oxfam de Quebec (Canadá), un año después que las Naciones Unidas advirtieran sobre “hambrunas de proporciones bíblicas”, los fondos aportados como respuesta por los países ricos llegan apenas al 5% del pedido de la ONU.

De Yemen a Afganistán, de Sudán del Sur al norte de Nigeria, las armas y la violencia están empujando a millones de personas al borde de la inanición, afirma Oxfam. Ésta recuerda que los precios medios de los alimentos a nivel mundial se encuentran en el nivel más alto de los últimos siete años.

“Los países más ricos están recortando la ayuda alimentaria, mientras millones de personas pasan hambre; se trata de un enorme fracaso político”, subraya.  El hambre en el mundo no se debe a la falta de alimentos, sino a las desigualdades socioeconómicas, sostiene dicha ONG, una de las más activas en lo que hace a la información y la sensibilización sobre esta temática.