Derrota del uribismo: Izquierda y centro impiden recuento de votos

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Derrota del uribismo: Izquierda y centro impiden recuento de votos
Fecha de publicación: 
25 Marzo 2022
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Francia Márquez junto a Gustavo Petro durante la presentación de su candidatura a la vicepresidencia de Colombia este miércoles.LUISA GONZALEZ (REUTERS)

Alertados por el favorito candidato presidencial del Pacto Histórico, Gustavo Petro, sobre el virtual golpe de Estado que representaría un nuevo recuento de votos de las elecciones legislativas del domingo 13 de marzo, todos los partidos de centro e izquierda, la inmensa mayoría, se opusieron a esa maniobra realmente ilegal, seguida a pies juntillas por el registrador Alexander Vega a petición de la derecha encabezada por el Centro Democrático, de Álvaro Uribe, y respaldada por el impopular presidente Iván Duque, con asesoría del represivo ministro del Interior, Daniel Palacios.

Además de hallarse entre dos fuegos, el registrador tuvo que dar marcha atrás y no hacer la anunciada petición al Consejo Nacional Electoral, ante el rechazo de loa presidentes de 16 partidos políticos, entre ellos los liberales Cambio Radical, MAIS, Alianza Verde, Colombia Renaciente, ASI, Partido Comunista, Coalición MIRA, Colombia Justa Libre, Partido de La U, Dignidad, Colombia Humana y Nuevo Liberalismo.  
   
Solo 3 se manifestaron a favor: Movimiento de Salvación Nacional, Verde Oxígeno y Centro Democrático. El Partido Conservador se mostró indeciso ante las alternativas.

Uno de los voceros de la Alianza Verde también estuvo de acuerdo con el reconteo de votos, al basarse en que el Pacto Histórico había logrado algo similar, poco después de los comicios, pero no mencionó que fue totalmente justificado, al comprobarse que, en más de 5 000 mesas electorales, la cuarta parte del total, no se contabilizó ni un sufragio para la coalición de izquierda, algo totalmente absurdo.

Ahora, como denunció Petro, se quería hacer un recuento, cuando ya no estaban custodiadas ni urnas ni documentos, con toda una camada de uribistas que realizaría la sucia labor, complaciendo a Uribe y su alumno Duque.

El magistrado del CNE César Abreu dijo que “en aras del proceso electoral se les van a dar las garantías (a los partidos) del debido proceso”. Y agregó: “Señor registrador, usted no lo había hecho de manera oficial, pero creemos que con lo que manifestó no nos va a poner al Consejo Nacional Electoral a decidir sobre el reconteo. Para nosotros es muy importante que haya tomado esa decisión, porque nos quita un peso de encima y le da una garantía al proceso electoral”.

Quizás muchos piensen que hubo un “final feliz”, pero la cuestión no despeja dudas y sí que se apele a cualquier otro recurso para eliminar la posibilidad de que el candidato de la coalición de izquierda asuma la presidencia, y ahora más, cuando anunció que la popular afrocolombiana Francia Márquez es su compañera de fórmula, como aspirante a la vicepresidencia.

El senador Gustavo Bolívar, también por el Pacto Histórico, expresó que quienes pidieron ese recuento fueron los de la derecha, ya que nunca habían perdido, y anunció: “Nuestros 50 curules decidirán al próximo contralor, los próximos magistrados del CNE, los nuevos magistrados de la Corte Constitucional”.

“ERRORES HUMANOS”

Sobre las irregularidades que se han visto durante las elecciones, el registrador Vega justificó a que se deben a errores humanos que se han presentado en distintos momentos de transmitir los resultados a la población. Para él, no se han perdido votos, pues, según dice, los errores estuvieron más que todo en el envío del formulario E-14.

Para analistas progresistas, el registrador sigue usando eufemismos, muy al estilo del duquismo-uribismo, para enmascarar los hechos, con la complicidad de la prensa, y aferrado a su puesto, como todos los altos burócratas del régimen, sin asumir su responsabilidad política y administrativa, por acción u omisión.

Como ha dicho el candidato presidencial del Pacto Histórico, Gustavo Petro, “no es posible estadísticamente que en una mesa todos los jurados se equivoquen al mismo tiempo en una suma”.

Y añade: “La salida de los profesores de la lista de jurados presionada por Uribe tenía un objetivo: producir los jurados homogéneos para alterar resultados por decenas de miles”.

Aunque Petro y la dirigencia del Pacto Histórico se han abstenido con cautela de denominar lo ocurrido en estas elecciones como fraude, todo conduce a que eso es lo que ha ocurrido.

No de otra manera se pueden llamar las extrañas “coincidencias” de miles y miles de jurados, puestos de acuerdo al parecer por los astros, según se puede deducir de las justificaciones increíbles, inverosímiles dadas por la prensa del sistema, mandadera del régimen de Duque.

No estamos hablando de casos “aislados”, sueltos, esporádicos, de “manzanas podridas”, como suelen decir siempre: son más de 29 000 mesas, más del 25% de todas las instaladas en el país, cuyos jurados, por acción u omisión, todos a una, no reportaron la votación del Pacto. Y, lo más delicado, gobierno, Registraduría y medios siguen justificando cínicamente ese proceder.

Además de los más de 500 000 votos recuperados por los activistas, testigos y juristas del Pacto Histórico, en este proceso otro partido altamente damnificado por la antidemocracia y el fraude fue Fuerza Ciudadana, que fue dejado fuera, a pesar de haber obtenido cerca de 450 000 votos en todo el país.

El descubrimiento del megafraude constituye una alerta para los comicios presidenciales del 29 de mayo, pues es una clara evidencia de la reiteración de lo que históricamente se ha denunciado en Colombia: que el anacrónico, arcaico y antidemocrático sistema electoral está orientado y fríamente dirigido a favorecer a los partidos de la oligarquía.

Lo cierto es que el fraude y las irregularidades en las elecciones legislativas de Colombia reflejan que puede ocurrir algo más grave en las presidenciales.

Al respecto, en una entrevista concedida a la cadena HispanTV, el analista de temas internacionales Carlos Santa María advirtió que un fraude incluso más grave y delicado podría acaecer en las presidenciales, ya que “en Colombia, donde existe una clase dominante, una elite muy poderosa, es posible que no ocurre lo que debería ocurrir en una sociedad democrática”.

A su juicio, los partidos políticos deben por lo menos tomar parte en el proceso de control eleccionario para evitar tal fraude que incluso si ocultado, dijo el analista, puede conducir a una situación de violencia.

Ante tal coyuntura, la Organización de los Estados Americanos (OEA), así como EE.UU. y los demás países occidentales mantienen silencio para que no se logre el cambio que requiere el pueblo colombiano.

 

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