Argentina llevada al fondo por el Fondo

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Argentina llevada al fondo por el Fondo
Fecha de publicación: 
17 Enero 2022
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El presidente de Argentina, Alberto Fernández, se ha negado de plano a que Argentina pague este año 19 000 millones de dólares de la abultada deuda contraída por el anterior régimen de Mauricio Macri con el Fondo Monetario Internacional, en un intento de evitar la caída la economía de la nación, que, a pesar de la intensa vacunación, enfrenta un nuevo rebrote del nuevo coronavirus COVID-19, agravado por sus variantes.

Tal como ocurre con otros países con deuda con el FMI, el mandatario trata de evitar regresiones en la distribución del ingreso y perjuicios a las políticas sociales, y más cuando se pasa hambre en el siempre llamado país de la carne y donde 700 000 familias fueron llevadas a la miseria durante la gobernanza de Macri.

Las políticas miserables del Fondo han sido criticadas hasta por figuras como Joseph Stiglitz, quien fuera economista jefe de otro instrumento del Imperio, el Banco Mundial, y Premio Nobel de Economía.

Algunas de las políticas criticadas son el “saneamiento” del presupuesto público a expensas del gasto social. El FMI apunta que el Estado no debe otorgar subsidios o asumir gastos de grupos que pueden pagar por sus prestaciones, aunque en la práctica esto resulte en la disminución de los servicios sociales a los sectores que no están en condiciones de pagarlos.

Asimismo, la propia política del Fondo evita la generación de superávit primario suficiente para cubrir los compromisos de deuda externa, mientras presiona a Buenos Aires para que elimine subsidios, tanto en la actividad productiva como en los servicios sociales, junto con la reducción de los aranceles.

Intenta que se reestructure el sistema impositivo, con el fin de incrementar la recaudación fiscal, lo cual golpea a los más necesitados, así como que se elimine las barreras cambiarias, para facilitar la libre flotación de las divisas y un mercado abierto en prácticamente todos los sectores de bienes y servicios, sin intervención del Estado, que sólo debe asumir un papel regulador cuando se requiera.

El concepto de servicios, en la interpretación del FMI, se extiende hasta incluir áreas que tradicionalmente se interpretan como estructuras de aseguramiento de derechos fundamentales, como la educación, la salud o la previsión social, además de políticas de flexibilidad laboral, entendido como la liberalización del mercado de trabajo, lo cual produce despidos sin reclamación alguna por los cesanteados. 

Esta mala herencia dejada por Macri ya había sido señalada en las negociaciones del FMI en Latinoamérica como condicionantes al acceso de los países de la región al crédito, lo cual provocó una desaceleración de la industrialización, o desindustrialización en la mayoría de los casos en los 80. 

Las recesiones en varios países latinoamericanos a fines de los 90 y crisis financieras como la de Argentina a finales del 2001, son presentadas como ejemplos del fracaso de las "recetas" del Fondo Monetario Internacional, por cuanto esos países determinaron su política económica sobre la base de recomendaciones del organismo.

Lo cierto es que el Fondo se quiere presentar como altruista y critica hipócritamente la gestión económica de Macri, admitiendo que éste dejó que miles de millones de dólares escaparan al exterior y engrosaran las arcas que mantienen los delincuentes de “cuello blanco” en los llamados paraísos fiscales, con el fin de evitar el pago de impuestos en los países donde obtuvieron las gruesas ganancias.

Para el FMI, Macri no analizó suficientemente la economía y no tuvo métodos de supervisión, a todas luces un análisis insuficiente, porque lo que pretendía la entidad era sostenerlo políticamente a costa de endeudar al país en más de 44 000 millones de dólares.

Pero el Fondo, además de querer sostener al gobierno de Macri actuó tan chapucera como taimadamente, y que ignoraba en realidad lo que iba a acontecer en Argentina.

Un equipo de funcionarios del FMI visitó el país, obtuvo información económica y financiera y analizó con las autoridades nacionales lo acontecido al respecto y las políticas monetaria y fiscal, así como las medidas estructurales. Prepararon una declaración final que resumió lo discutido con el gobierno, dejando la decisión final al directorio de la entidad.

Todo en el informe presentaba un “optimismo permanente” para facilitarle el préstamo superendeudador. Se dice que no previó, pero, realmente, no fue así, dejando a su pueblo indefenso ante las malas perspectivas de la economía mundial y los mercados financieros en los que se desenvuelve Argentina.

ERRORES

Pero además de la mala fe, el FMI nada en aguas revueltas, lo cual fue demostrado por la historia, al no prever la crisis económica del 2008, porque compartía la idea extendida de que "una crisis grave de los principales países industrializados era poco probable". Hasta los primeros momentos de la crisis e incluso en abril del 2007, su mensaje presentaba un entorno económico internacional favorable. 

El FMI había prestado poca atención al deterioro de los balances de los sectores financieros, los posibles vínculos entre la política monetaria y los desequilibrios mundiales y la expansión del crédito. No había visto los principales componentes subyacentes de la crisis en gestación. El presidente ruso, Vladímir Putin, también ha destacado este problema, pidiendo una reforma del Fondo para que sea más rápido en la toma de decisiones efectivas en un entorno financiero muy cambiante.

En Estados Unidos, el FMI no analizó la degradación de las reglas para la concesión de hipotecas, ni el riesgo de esta situación para las instituciones financieras y "se mantuvo optimista sobre la propensión a la totalización para diluir los riesgos".

En febrero del 2006, el Programa de Evaluación del Sector Financiero (PESF) que trataba sobre el Reino Unido afirma que "las carteras de préstamos hipotecarios de los bancos no parecen representar una fuente importante de vulnerabilidad directa". 

En cuanto a Islandia, en donde el crecimiento del sector bancario aumentó del 100% al 1 000% del PIB en el 2003, la supervisión del FMI falló notoriamente al no señalar los peligros de un sistema bancario sobredimensionado. En el 2007, los informes del FMI afirmaron que "las perspectivas a medio plazo de Islandia siguen siendo envidiables", saludaba las "innovaciones financieras" y recomendaba a otros países avanzados el uso de los mismos métodos que Estados Unidos y el Reino Unido. En este contexto, criticaba en el 2006 a Alemania y a Canadá. Para este último país, declaraba que "las tímidas estrategias" del sistema bancario de Canadá ofrecían rendimientos de los activos mucho más bajos que en Estados Unidos". Los consejos del FMI a estos países se centraban específicamente en contra de las barreras estructurales, algunas de las cuales ayudaron a proteger a estos países de los factores que desencadenaron la crisis.

Si el informe de primavera del 2008 "sobre la estabilidad financiera en el mundo" (GFSR), informaba que las principales instituciones podrían tener problemas de solvencia en el verano, el FMI afirmaba con énfasis que la crisis estaba bajo control. En mayo del 2008, en Bruselas, Dominique Strauss-Kuhn dijo sobre el sector financiero que "las peores noticias las hemos dejado atrás".

ARGENTINA LE IMPORTA UN BLEDO

Lo cierto es que a lo largo de su historia es frecuente observar como al Fondo es incapaz de identificar los riesgos y dar avisos, aunque en el caso argentino ello fue calculado previamente, subrayo, para mantener a Macri en el poder.

Pero independientemente del fracaso argentino y de los sinsabores que esperan al hermano pueblo por culpa de un régimen que se vendió al FMI, éste mantiene métodos de análisis incompletos y un "alto grado de pensamiento doctrinario".

El punto de vista predominante de que "la autorregulación de los mercados sería suficiente para eliminar cualquier problema importante de las instituciones financieras", además de que hay insuficiente vinculación entre el análisis macroeconómico y ese sector, presentan lagunas en la gobernanza interna y mantiene una estructura que va en contra de los estados, como ocurre hoy en Argentina, donde el actual gobierno trata de paliar la grave situación dejada por Macri y aupada por el FMI.
 

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