Setién con las horas contadas

Solamente un milagro, pero de los gordos, podría mantener a Quique Setién al frente del banquillo del Barcelona la venidera campaña. Incluso su adiós pudiera ser antes, en el mes de agosto, cuando se celebren los choques pendientes de la Liga de Campeones.

Pocas veces un entrenador se ha ganado tan rápido la enemistad del público y hasta de sus propios jugadores, que al parecer no creen en sus conceptos futbolísticos.

Se cuenta que la confrontación en los vestuarios tras el juego más reciente del club catalán en Balaídos fue antológica, y algunas imágenes de Lionel Messi ignorando las instrucciones del segundo entrenador de la plantilla no hacen más que corroborar el divorcio entre futbolistas y cuerpo técnico, que se suma al que ya existía hace meses de los jugadores con la directiva.

En estas circunstancias, solamente un milagro (léase resbalón del Real Madrid y mejoría notabilísima de ellos) podría salvar esta temporada, en la que ya fueron eliminados de la Copa del Rey y no fueron capaces de mantener una ventaja de dos puntos que tenían antes del parón obligado de la Liga por el coronavirus.

Si bien no ha sido la brillantez lo que ha caracterizado la temporada (tampoco para los merengues), se sabe que los resultados salvan, pero estos no llegan en Cataluña, y no parece que vayan a llegar cuando se suma además el revuelo causado por el viaje a Turín de Arthur, quien presumiblemente era el relevo natural de Xavi, y ahora lo quieren cambiar por Pjanic, en una jugada que pocos entienden, como no sea para ingresar algo de dinero.

Todo esto ha incomodado a la plantilla, que ve cómo cada día la planificación desde las oficinas es peor, se ningunea a los talentos jóvenes, y las soluciones tácticas en los encuentros tampoco son las mejores, de lo cual fue un claro ejemplo el juego ante el Celta.

Por eso se habla de que Setién, que en su momento llegara como una luz de esperanza para la afición blaugrana, quizás ni siquiera llegue a agosto, cuando debe reanudarse la Champions.

Un timonazo de leyenda, encabezado por los jugadores, porque no hay de otra, pudiera reconducir las cosas para que la temporada no haya sido un absoluto fracaso, pero el banquillo al parecer cambiará de inquilino más temprano que tarde.