Perfiles olímpicos: Idalys Ortiz y lo crucial de que Inalvis recogiera el caballo

Hay notorias diferencias entre Estela Rodríguez, Daima Beltrán e Idalys Ortiz. Todas fueron tocadas por las manos prodigiosas del profesor Ronaldo Veitía. Todas han dejado su huella en el panorama olímpico.

Estela y Daima eran judocas mucho más corpulentas, robles de ébano casi imposibles de mover o tirar sobre el tatami. Idalys es una artista de la táctica, con mucha explosividad y rapidez para su división y con maestría técnica ganada a fuerza de muchos años de kilometraje en la élite de los +78 kg.

Las tres se han encargado de mantener el prestigio de la división súper pesada en la escuela cubana de Judo. Tanto así que Estela fue nuestra primera campeona Mundial de esa disciplina, el 15 de octubre de 1989 en la cita de Belgrado, Yugoslavia, venciendo en la final a la británica Sharon Lee.

Además, entre ellas acumulan un palmarés de un cetro, cinco platas y un bronce en siete ediciones bajo los cinco aros.

De ahí que no sea para nada festinado afirmar que Idalys irá a Tokio en busca de su segundo vellocino en magnas justas multideportivas, basada además en su primer lugar del escalafón olímpico (7 118 puntos), y la sobrada estabilidad que ha exhibido en su categoría de peso por casi tres lustros.

Recuerdo que en una ocasión al ser interpelada sobre sus cualidades, antes de encarar Río 2016 me respondió:

... “Llevo muchos años compitiendo, tal vez cuando me retire podré decirlos todos con precisión. Baso mis combates en la táctica, soy bastante fuerte desde pequeña, rápida y explosiva para mi división. Mi repertorio técnico ha crecido con los años. Todas las atletas a este nivel son preocupantes. Tengo que destacar a la rusa —fallecida en el 2013— Elena Ivaschenko (idéntico balance ante ella de 2-2), alta, zurda, de agarre incómodo. Mi victoria más importante sobre ella fue en el segundo combate de Londres 2012. Todos piensan que la china WenTong es la oponente más fuerte, pero no la sentía con tantas condiciones ni tan compleja…”

La realidad actualmente es bien distinta. Si bien Idalys, de cara a Londres 2012 y a Río 2016 era la gran favorita de entendidos por amplio margen, ahora la nipona Akira Sone (2da-5 550) y apenas 22 abriles se ha convertido en el foco de atención de muchos, sobre todo por su condición de flamante reina del orbe, y balance de victorias y derrotas favorable sobre nuestra as, a razón de 3-1, una de las poquísimas judocas que puede vanagloriarse de poseerlo.

Las características de ambas son muy similares si radiografiamos su sistema de pelea. Idalys, con un palmarés mucho más prominente, que incluye además ocho preseas en certámenes del orbe.

Eso sí, ambas se hallan un escalón por encima del resto de la élite divisional en estos minutos, aunque a ese nivel, cualquiera puede sacarte un sable, sobre todo en la decena de vanguardia siguiendo el escalafón.

Sus puestos de privilegio les garantizarían a ambas siembras en poules diferentes del organigrama, por lo que sería muy presumible que no midieran fuerzas hasta instancias de semifinal o final.

Para Idalys, que desde el 2006 a la fecha acumula un balance histórico en la arena internacional de 243 sonrisas y 75 reveses, para respetable 76% de efectividad según el sitio especializado www.judoinside.com, con 4-1 en lo que iba de 2020 antes de que el coronavirus le propinara ippon al calendario internacional del judo; y con un 2019 avalado por 30-4, el de Tokio sería algo así como un examen final, de vida o muerte si se quiere, pues tiene otro pleito crucial de vida pendiente: el de la maternidad.

En estos tiempos, donde lograr preservar la forma deportiva en casa es tan difícil, traemos a colación algo de lo que Idalys más aprovecha cuando se encuentra en el cuartel general del Cerro Pelado:

… “Los randoris (entrenamiento en parejas) con los varones es algo que hemos mantenido durante años, e incluso hemos competido con ellos. Esto nos da un potencial mayor a nuestros límites. Ahora aplicamos nuevos métodos, como parte de una continuidad con el actual colectivo. Ahora me siento muy bien, en un buen momento, centrada, le presto especial interés a cada ejercicio (carrera, soga, abdominales…). Agradezco especialmente a las cuatro muchachas de +78 kg que a diario en el entrenamiento técnico me alientan y comparten conmigo la preparación…”

 En este sentido hay que destacar sobre todo a Daile Ojeda, quien incluso la ha acompañado a la gira competitiva asiática y europea de inicios de finales de 2019 y principios de 2020.

Es incuestionable que toda Cuba coloca a Idalys, más allá de la presión que para ella esto pueda significar como atleta, entre los mayores candidatos al oro olímpico que tendrá nuestra comitiva a tierras del Sol Naciente. Junto a Mijaín López, Ismael Borrero, Andy Cruz, las discóbolas Yaimé Pérez y Denia Caballero, el saltador de longitud Juan Miguel Echevarría, los canoístas Serguey Torres-Fernando Jorge Dayán, y otros púgiles como Lázaro Álvarez…

En definitiva, la variable presión siempre ha estado posada sobre ellos en mayor o menor medida.

Justo en esos momentos cruciales es cuando hay que sacar la casta, demostrar cuán fuerte es su componente psicológico, y en el caso de Idalys, mostrarse eternamente agradecida y retribuir aquella frase de un viernes de tope en el Cerro Pelado, cuando con 15 abriles llegó a la preselección nacional y el profe Veitía le dijo a su hermana Inalvis: “Recoge el caballo que la niña se queda”.