Messi se queda, pero a qué precio

Tras romperle el corazón a miles de aficionados (los fanáticos lo seguirán idolatrando y perdonando aunque les meta cinco goles con un equipo rival), Lionel Messi ha decidido quedarse en el Barcelona.

Pero ojo, no lo ha hecho por voluntad propia, sino porque le han negado la salida. El presidente del club, Josep María Bartomeu, demostró que no es fiel a sus palabras y no cumplió aquella promesa de que Leo se podía marchar cuando quisiese, y como quisiese. Sin dudas pasará a la historia como el peor dirigente de la institución catalana.

Ahora bien, y ¿cómo queda Messi? La cláusula que según él lo dejaba libre la tuvieron también Pujol, Xavi e Iniesta, pero ninguno decidió ejecutarla. El primero se marchó al retiro, y los otros dos a “retiros pagados” en Ligas de poca monta. Sin embargo, el astro argentino quiere irse, pero no a pasar sus últimos días simplemente engrosando sus cuentas, sino también compitiendo al máximo nivel.

Además, decide hacerlo en el peor momento deportivo de su equipo, lo cual roza ya los visos de la traición a una institución que apostó por él cuando nadie lo hizo con aquel tratamiento hormonal, se plegó a todas sus exigencias (salarios estratosféricos, fichajes a su pedido y hasta alineaciones amañadas) y lo tiene casi por encima del escudo. Es que el órdago aquí, aunque Leo no quiera verlo, no era contra Bartomeu, sino contra el barcelonismo, que siempre pensó tenerlo en sus predios hasta que colgara las botas.

OK, Messi se queda, pero con qué motivaciones, si tiene en la mira el mes de enero, para decidir a qué club se va, porque su decisión de abandonar a los blaugranas no dará marcha atrás. Si no lo dijo públicamente en las últimas horas, es porque sigue pensando igual. ¿Así podrá verse su mejor versión? Si ciento por ciento motivado apenas ha podido levantar una Orejona en nueve años, ¿lo va a hacer ahora que tiene su cabeza en otro sitio? ¿Es mejor el Barcelona sin Suárez, su mejor amigo?

Creo que las respuestas a todas estas interrogantes son negativas, y esa historia de que retomará la motivación no me convence. Mucho menos el argumento de una nueva directiva con las elecciones de marzo. Quizás en marzo sea demasiado tarde, y ya Leo haya firmado por otro club. Quedarse no era lo que él quería, pero tampoco creo que es lo mejor para el barcelonismo, al menos marchándose, uno de los dos bandos era feliz.