Denuncia Graziella Pogolotti poder hegemónico que niega toda afirmación identitaria
En realidad, el obstáculo interpuesto entre la creación artística y su destinatario se deriva de las abismales desigualdades de una sociedad clasista respaldada por un poder hegemónico cada vez más transnacionalizado que, en la actualidad, ejerce su imperio a través de la imposición de modelos culturales homogeneizantes y negadores de toda afirmación identitaria, denuncia Graziella Pogolotti.
La escritora, en su artículo "Lo popular y lo populista", que publica hoy Juventud Rebelde, dice que en el siglo XIX, el romanticismo configuró el paisaje de un cambio de época en el campo de la cultura.
Opina que el intercambio entre lo culto y lo popular es constante, como el ininterrumpido ir y venir de las olas del mar que corroen las rocas más duras para depositar la finísima arena en la placentera orilla de la playa.
Exiliado en París, nostálgico de su natal Polonia, Chopin rescató la tradicional mazurka y la universalizó con su extraordinario talento
artístico. Así también, con el oído pegado a la tierra, se ha ido haciendo nuestra cultura. Con Roldán y Caturla, los ritmos de la percusión de origen africano se incorporaron a los conjuntos sinfónicos. De la más profunda sabiduría literaria nació El son entero, de Nicolás Guillén, afirma.
Ásperamente criticada por el comandante Ernesto Che Guevara, la tendencia populista adoptada por algunos desde erróneas posiciones de izquierda conduce a un terreno resbaladizo extremadamente peligroso. Implica una subestimación de las capacidades de entendimiento del pueblo, según la medida de algunos funcionarios mediocres, subraya.
Refiere que supuestamente elitista por los enormes costos implícitos en el mantenimiento de una compañía danzaria y una orquesta acompañante, el ballet conquistó en Cuba un amplio público procedente de todos los sectores de la sociedad.
Contó para lograrlo con el respaldo financiero de la Revolución y con una sistemática labor de difusión animada por los fundadores del Ballet Nacional. Alicia —todos la nombraban así, como a un miembro allegado de la familia— fue despedida por un pueblo entero y agradecido.
Con mucho acierto señalaba Abel Prieto en un reciente artículo sobre Ray Bradbury que el populismo constituye una plataforma de la derecha y aun de la derecha más extrema. Sin remontarnos al antecedente distante de la Inquisición, el nazismo se entregó a la quema de libros en una de las naciones más cultas de Europa, expresa Pogolotti.
Lúcido como siempre, Fidel comprendió la naturaleza del problema. Había que rescatar las múltiples esencias de lo popular y devolverles el acceso a los bienes espirituales a los desamparados de ayer, manifiesta la escritora
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Carlos de New York City
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