Arlette Díaz: Ser madre contra la distancia y la pandemia

Arlette Díaz: Ser madre contra la distancia y la pandemia
Fecha de publicación: 
10 Mayo 2020
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Arlette y su bebé confían que papá volverá a estar muy pronto en casa, con el deber cumplido.

El 2 de diciembre de 2019 Arlette daba a luz a su primogénita Alexa Eimy, en el hospital Eusebio Hernández (Maternidad Obrera) en Mariano, La Habana. El mundo se movía a un ritmo –precipitado-, se juntaba sin miedo, se besaba, se abrazaba. Todo era aparente normalidad. En el salón de parto, Jorge Luis se estrenaría como papá, con una mezcla de emociones que solo pueden resultar de la ansiedad y el gozo de quien espera lo más grande.

El 2 de mayo de 2020 Alexa Eimy cumplió 5 meses de nacida. Ya emite sonidos en su idioma, gruñe, ríe y reconoce las voces más cercanas. El mundo es un caos que llora en silencio, lamenta, padece inmóvil, pide ayuda a gritos. No hay abrazos ni besos que valgan. Estar quietos es un acto de supervivencia. Jorge Luis tiene solo 26 años, es médico de la brigada internacionalista Henry Reeve y ha tenido que dejar lo más grande para ir al rescate del mundo.  


Arlette y su esposo Jorge Luis, médico de la brigada internacionalista Henry Reeve

“Inmediatamente accedió, aun sin saber si se trataba de una misión dentro o fuera del país, por lo que ya estábamos a la espera, podía ser en cualquier momento”. Confiesa su esposa Arlette Rivas Díaz, quien quedaría en la retaguardia, librando otra gran batalla al frente del hogar y de la pequeña Alexa Eimy.

“Fue muy difícil saber que tendría que ir a Turín, salir de Cuba sin fecha de regreso, pero él estaba llamado a cumplir su deber como médico, y más ahora que existe esta pandemia. Yo siempre me mantuve muy optimista, y me mantengo. Fue duro, no lo voy a negar, pero me tocaba darle apoyo, porque para él iba a ser más fuerte, en primer lugar, porque se separaría de la niña”.   

Arlette tiene 24 años y también forma parte del personal de la salud en Cuba, se especializa en Terapia Física y Rehabilitación. Su esposo Jorge Luis Arenas Font, doctor en Medicina General Integral, partió el pasado abril a Italia como parte de la segunda brigada de médicos para apoyar la contención de la COVID-19 en ese país, profundamente afectado por la actual pandemia.

“Nosotros nunca antes nos habíamos separado. Esta es nuestra primera experiencia y digo que es increíble. Ser mamá es totalmente nuevo para mí y requiere de mucha entrega y sacrificio, que hago con muchísimo amor.

He tenido que cambiar mi rutina para que todo salga bien, como ella merece. Mi mamá me ayuda incondicionalmente, también es profesional de la salud y tuvo que cambiar sus horarios de trabajo para apoyarme. Y mis suegros, que siempre están al pendiente de nosotros y de la niña”.

Para Jorge Luis, recibir una llamada de Arlette es un bálsamo en medio de la añoranza por su familia y su país, por todos. En las video llamadas y los mensajes de texto podrá comprobar que su escudera resguarda bien a los suyos en esta misión de mamá que dirige al otro lado del planeta.   

“Hablamos de su labor diaria, de cuántos pacientes tienen, a cuántos les han dado de alta. Le pregunto si almorzó, si comió y, sobre todo, que se cuide mucho, que aquí muchas personas esperan por él. No me canso de decirle que deben tomar todas las medidas de bioseguridad, que un error allí se paga caro. Él me dice que nos cuidemos, y que le cuide a su bebé, que sabe que la dejó en buenas manos y que nos extraña mucho” cuenta Arlette.

“La niña es muy pequeña aún, pero por ese mismo motivo yo siempre le estoy enseñando fotos de él y le digo: mira papá, ¿qué le vas a decir a papá cuando venga? Y ella lo reconoce en las video llamadas, gorjea y se ríe cuando lo ve. En este tiempo los bebés se van conociendo, cada cosita que hagan es sorprendente, yo siempre intento que él no se pierda esos detalles, aunque sea a través de este lente”. 
 
Recién llegado a Turín, en sus primeros pases de visita, Jorge Luis conoció a una señora de 87 años de edad, positiva a la COVID-19, quien le manifestó su amor por Cuba, especialmente por Santiago, Camagüey y La Habana. Él le correspondió con un gesto de agradecimiento, poniendo la mano en su pecho. Como esta, el doctor Jorge Luis ya tendrá muchas vivencias más que traerá en su equipaje de historias cuando regrese a la isla fortalecido en la profesión y el alma.


Jorge Luis con el grupo de la brigada médica cubana que -ahora mismo- atiende a enfermos de la Covid19 en Turín, Italia

Como asegura la joven mamá: “es un honor para Cuba que otros países del mundo confíen en su formación de profesionales de la salud, los médicos cubanos que salen de misión son personas dignas de respeto y admiración dentro y fuera del país. Tienen un gran sentido de humanidad, solidaridad y humanismo, capaces en ocasiones de poner sus vidas en peligro para salvar a otros, sin importar sexo, raza o procedencia. Como los hemos tildado el pueblo: no son más que héroes de batas blancas”.

En el día a día de Arlette no hay mucho tiempo para que la nostalgia tome asiento. Aunque a ratos le ganen los recuerdos y la incertidumbre del no saber, se ha propuesto permanecer fuerte y optimista porque ser esposa, madre y profesional implica a veces ser sostén de todos.

“Extraño verlo jugar con ella, cargarla, dormirla, asustarla. Tal vez eso sea lo que más extrañe, que ahora papá no está acá. Lo primero que le voy a decir cuando lo vea es que lo amo, eso nunca me voy a cansar de decírselo. Luego, que estoy muy orgullosa de que haya aceptado esa misión que la Revolución delegó en él, así como otros profesionales de la salud que también dieron su paso al frente”.

Jorge Luis y Arlette saben que su sacrificio es una obra de humanismo y solidaridad. Confían que papá volverá a estar muy pronto en casa, con el deber cumplido. Y Alexa Eimy, cualquier 2 de diciembre venidero, tendrá a toda la familia reunida, celebrando con orgullo por el amor y la vida. 

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