La guerra es rentable
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Imagen tomada de Internet
Pareciera que para muchos es un “deporte”, una mera actividad, un asuntico que no se piensa a profundidad en sus consecuencias. Sí, porque tantas personas detrás de cada conflicto actúan, deciden, arremeten los unos contra los otros ante el primer altercado como si solo fuera una discusión de barrio que se sale de control y se van a las manos. Claro está que a mayor escala porque en una contienda bélica deberían pensarlo más, agotar la diplomacia, dialogar para solucionar diferencias, pero no, tal parece que con el primer subidón ya sacan el rifle como si no solo estuvieran listos para hacerlo sino que esperan e incitan el menor motivo para justificar sus acciones.
Es la única manera que entiendo por qué otras veces parece como si no quisieran resolver, ni siquiera, terminar. Como si pretendieran hacer eterna la guerra, no llegar a acuerdo y seguir matando y acabando con ciudades. ¿Cuántas veces no vemos cómo están cerca de finalizar porque o casi mueren todos o porque pactan y, de repente, como impuesto, surge otro inconveniente o una de las partes, a capricho y de la nada, incumple como si lo que quisiera fuera seguir y seguir eternamente aunque ya ni queden árboles en la zona tiroteada?
Es que la guerra es un negocio. ¿Quién se beneficia con ella? Lógicamente quien gana y quien esté detrás de ellos para eso. ¿Cómo? Suministrando. ¿Le conviene que termine? Por supuesto que no. Lo que pretende es poder ofrecer armamento y servicio, si fuera posible por toda la eternidad, para que sus finanzas no dejen de crecer. Pero la industria bélica es una de las más rentables, siempre habrá muchos tontos manipulables dispuestos a morir por cualquier causa y pagar sumas millonarias para hacerlo de la manera más ostentosa posible.
Cualquier guerra consume enormes cantidades de municiones y armas que cada vez son más sofisticadas y letales, capaces de en un segundo borrar a una población completa. Y quien más dinero tenga para invertir en aprovisionarse, más probabilidad tendrá de salir airoso y cumplir sus propósitos de destrucción. Para ello no solo comprará armamento sino al personal mejor preparado que podrá encargarse de que sean más certeros sus objetivos. Porque la guerra es una combinación de muchos factores, es cuestión de logística y también de planificación y estrategia, pero todo debe ir al unísono para que sea exitoso. Si se desequilibra, llegan los fallos. Y en este caso el mejor postor casi siempre será el de más organización.
La fabricación de equipamiento es un negocio seguro, por eso se invierte tanto en su modernización y en que sea posible producir mayor cantidad de implementos en menos tiempo, en serie, para estar listos ante la demanda creciente. Nadie quiere quedarse sin sus juguetes mortales de guerra y mientras más potentes mayor es la locura por su adquisición y despliegue.
En resumen, quien único si gana en un conflicto, obtiene el total beneficio, invariable y puro, es el fabricante, pues los bandos implicados siempre tendrán bajas aunque venzan. No sorprende, entonces, que sea la propia industria quien se encuentre detrás de la cortina, azuzando para enemistar, pues sin pelea pierden su razón de ser.
Aunque no existe mucha transparencia, algunas estadísticas confirman que las principales empresas militares del mundo han conseguido inversiones millonarias para proveer a Ucrania y a Israel, por ejemplo. Además, de acuerdo con medios de prensa, de las cien mejores corporaciones, más de 40 son de Estados Unidos. ¿Ahora se entiende por qué participan en cada conflicto que existe y por qué se encuentran también detrás del telón en tantos otros o por qué parecen querer buscar pleitos con falsos objetivos de lucha a favor de los derechos humanos y contra males sociales como el narcotráfico y se muestran listos para el combate? Tienen ansia de guerra y necesitan justificar, hacer nuevos contratos y reponer arsenales agotados.
Como el flujo es constante, en estos casos es rentable que no terminen los enfrentamientos para continuar proveyendo “ayuda” militar que puede ser de variada índole: venta directa de armas y municiones de todo tipo como tanques, bombas de alta precisión, vehículos blindados, aviones; pero también personal de apoyo.












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