Olimpismo made in Usa; San Luis 1904, juerga del racismo y lo antiolímpico

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Olimpismo made in Usa; San Luis 1904, juerga del racismo y lo antiolímpico
Fecha de publicación: 
6 Octubre 2025
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Antes de llegar al jolgorio con tanto de funesto de San Luis 1904, en París 1900, según el historiador Wolf Lybert, participó el primer mestizo en la magna cita: Constantín Henrique de Zubina, inscrito como Abert Henríquez, argelino integrante del conjunto francés de rugby. La foto publicada en una revista alemana motivó la investigación posterior realizada por Lybert. Por cierto, los galos se impusieron en esta disciplina con triunfo final frente a los germanos. Solo actuaron ambos colectivos. Comprendan: son los segundos Juegos y la justa carece del gran amor que provocará.
 
Para la delegación estadounidense no hubo un Henríquez entonces. Tampoco en la tercera edición de la gran fiesta, muy golpeada en lo cuantitativo y la calidad debido a tres factores; la distancia de la sede en relación con las condiciones del transporte de la etapa, el desprecio al continente americano por la aristocracia europea y la falta de consolidación plena del olimpismo. Para muchos, “… es un festival nacional en el que se dirimen los campeonatos de EE.UU. en gran parte de las especialidades convocadas”.
     
De contra, “las innovaciones” de los organizadores, algunas terribles, no son bien acogidos. De ahí las opiniones sobre la lid de periodistas, historiadores y funcionarios, casi todos lejos de la izquierda, parecidas a las siguientes: “La Tercera Olimpiada ha sido una auténtica juerga deportiva, programando más y más pruebas para ver quién era capaz de vencer en esto y quien en aquello otro…El sensacionalismo y el afán de hacer las cosas en grande y el eterno sentido mercantil de los americanos han sido perjudicial para los Juegos…”
Lo peor ;las llamadas jornadas antropológicas. Palabrería ocultando la ignominia. Sea testigo de aquellas. Pasan los corredores la meta. Ha ganado un negro. Un árabe le sigue los pasos.  Dos luchadores enanos se baten sobre el lodo. Se ha impuesto el filipino sobre el indio. Domina el salto largo el turco a pesar de ser rengo. El periodista español Juan Fauria, sin ser un modelo de progresista, señaló acerca del triste asunto el 20- 7- 1967 “…se celebraron dos Antropológica days reservados a negros, indios, filipinos, turcos, sirios. etc., verdaderamente vergonzosos e indignos de figurar en la historia olímpica”.
 
En el show actuaron personas nacidas o nacionalizadas en dicho país. impedidas de actuar en la batalla oficial al no ser reconocidas como verdaderos norteamericanos por el color de la piel o el origen. Para aumentar el escarnio, abundaron los poseedores de problemas físicos y los subnormales. Hasta compitieron varios aborígenes de EE.UU. El historiador cubano José Elías Bermúdez apunta: “Aquel pobre espectáculo (lucha de pigmeos en el fango, subida de palos verticales), consiguió un efecto negativo y tuvo una dura repulsa de Coubertin, que no asistió a los Juegos y se hizo representar por el húngaro Ferenc Kemeny y el alemán Wilhelm Gebhardt.” 
  
Sin embargo, en Londres 1908, cita donde la antideportividad británica quedó demostrada, contendió el primer negro estadounidense en el certamen coubertiano:  John Taylor, integrante del cuarteto de relevo de 1 600 metros quebrador de la marca mundial con 3 minutos, 29 segundos y 4 décimas. Los ciudadanos de su color iniciaban su canto en la fiesta del músculo:  iban a ser esenciales en los logros atléticos de la patria de Abraham Lincoln. Por desgracia, el mencionado corredor murió en diciembre de ese mismo año en un accidente de tránsito.
En Estocolmo 1912 ocurrió la muy conocida injusticia que le robó las medallas de oro en decatlón y pentatlón a James Thorpe. Eran sus Juegos, mas el racismo existente en su nación no le perdonó su victoria sobre los nacidos en cunas doradas y su matrimonio con una blanca. El Comité Olímpico Internacional (Coi) le devolvió a su familia ambos galardones en 1982, pero él había fallecido el 28 de marzo de 1953 sin olvidar la afrenta.
 
Si bien el aborigen Louis Tewanina, alumno del llamado Colegio Indio de Carlisle, escapó de los reaccionarios y resultó el hombre plateado de los 10 000, su coterráneo Howard Drew, uno de los seres más veloces de la época, no corrió la misma suerte. Su entrenador le impidió contender en la semifinal: lo encerró en un cuarto y lo reportó enfermo. Lo había dicho varias veces: “Prefiero que un extranjero gene los cien metros planos antes de ver triunfar a un negro”.” No fue sancionado por los dirigentes de su delegación y por el Coi. Tres norteamericanos blancos pasaron a la prueba decisiva y ocuparon los tres puestos principales en este orden; Craig, Meyer, Lippincott. 
 
El olimpismo estaba obligado a enfrentar y vencer las discriminaciones o se iría a pique junto al movimiento deportivo. Por su origen obrero la sufrió John B., Kelly. De contra, natural de Irlanda. naturalizado estadounidense, tampoco agradaba del todo a los funcionarios del sector en su país.  Pero su historia la narraremos en un próximo escrito titulado La venganza del trabajador manual.

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