Nacionalizaciones en Cuba: ¿por qué EEUU impidió a sus empresas recibir una indemnización?
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Las nacionalizaciones cubanas, entre ellas las de propiedades estadounidenses, fueron absolutamente legítimas y apegadas a la ley, conforme a las prácticas internacionales ya reconocidas en esa época y todas amparadas por la Constitución cubana de 1940 y leyes que el gobierno revolucionario había dictado. Estas incluyen en especial las promulgadas en 1960, que significaron uno de los cambios más trascendentales de la historia de Cuba y el paso fundamental a la verdadera independencia.
Todas se promulgaron con fórmulas correspondientes de compensación. Todos los propietarios extranjeros suscribieron y se beneficiaron de esas fórmulas de compensación, excepto los de Estados Unidos, en virtud de que su gobierno las rechazó, pues tenía otra intención e implementaba otros planes que ya estaban en camino, específicamente el derrocamiento por la fuerza del gobierno revolucionario cubano, con el uso de la agresión armada, el terrorismo y la guerra económica, entre otros medios.
Sin las nacionalizaciones, incluidas las de la Reforma Agraria de 1959, no era posible avanzar en el compromiso de alcanzar la plena independencia, ni el de lograr una distribución más equitativa de la creación y disfrute de la riqueza, ni intentar desarrollar el país. En 1959, la mayor parte de la riqueza, los activos y los servicios nacionales estaban en manos extranjeras, mayormente de Estados Unidos, dentro de ello, la tierra más productiva, las minas, las telecomunicaciones, la electricidad, la banca y el escaso desarrollo industrial.
En su ensayo antológico “Cuba no debe su independencia a los Estados Unidos”, publicado en 1950 y que conviene comentar en otra nota por su importancia histórica y actual, Emilio Roig de Leuchsering argumenta de modo conciso y magistral la falacia sobre el papel determinante de ese poderoso país a favor de la lucha cubana por la independencia. Más bien puede decirse, aunque el historiador no lo precisa, que el papel estadounidense fue, de hecho, garantizar el yugo, y la condición de dependencia y subordinación económica y política que lastró a la nación en sus primeras seis décadas republicanas.
En otra nota, también se podrá detallar el esquema de compensación planteado por Cuba y su amparo en el Derecho Internacional, las propuestas de negociación que se hicieron al gobierno estadounidenses cuando éste planteó el rechazo inicial e incluso sobre la disposición a conversar sobre compensaciones mutuas y los topes bilaterales e intergubernamentales que ya ocurrieron hace pocos años.
* Viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba
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