Redes: Dejar en visto

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Redes: Dejar en visto
Fecha de publicación: 
22 Julio 2025
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Imagen tomada de https://www.eldiario.es/

La tecnología nos ofrece muchas ventajas. Tenemos un desarrollo tremendo en las comunicaciones y en poco tiempo pasamos de teléfono alámbrico a poder entablar una conversación por videollamada con varias personas a la vez, desde el móvil. 

Esto está bien. La comunicación de ahora destaca por su inmediatez. Llamamos y del otro lado nos responde la persona indicada porque ya la mayoría cuenta con línea celular, y la tiene siempre a mano. Es más fácil. Sin embargo, ese exceso de disponibilidad nos trae desesperación cuando no obtenemos respuesta porque creemos que el receptor tiene que estar cuando solicitamos. Nos atribuimos ese derecho y hasta nos molestamos y exigimos si no sucede en el plazo que esperamos.

Ahí está el problema. En la ansiedad que genera, en que no queremos perder un segundo, en que nos precipitamos.

Las aplicaciones de mensajería instantánea habitualmente tienen una notificación de recepción y lectura. Cuando no continuamos la línea de comunicación lo interpretamos como "nos dejó en visto". O sea, recibió el mensaje, lo leyó o escuchó, y no respondió. A partir de ahí comenzamos a fabular y le damos diversos significados como que nos ignoran y no interesamos.

Dejar en visto en esta era de sobrada información, en que vivimos atados a un dispositivo móvil y publicamos todo el tiempo lo que hacemos, dónde estamos, lo que nos gusta y queremos, es considerado más que un desaire. Pero, el silencio también es una forma de respuesta. Claro está, quizás no sea el "mensaje" que nos quieren dar.

Usualmente desde el mismo teléfono gestionamos todo. Recibimos recados de trabajo, de amistad, de familia, de pareja... cada uno tiene su categoría según el nivel de importancia que le otorguemos, unos son más superficiales, otros urgentes o íntimos. Cada quien es libre de establecer sus prioridades.

El asunto es de falta de paciencia por un lado y escasa empatía u olvido por el otro. Sí, deberíamos saber que existe un mundo más allá del teléfono, que las personas viven, tienen objetivos, preocupaciones y ocupaciones, y que, quizás, dejan la respuesta para un "mejor momento", y esto no debería causar tanto remordimiento si le antecede un mensaje genérico de "después te respondo" o por el estilo. 

Y quien deja en visto, a propósito, pudiera pensar que quizás su respuesta determina procesos. Ya olvidar responder no debería ser tan complejo si el olvido no se convierte en eterno y se enmienda. A veces sucede que se nos acumulan muchísimos mensajes y no sabemos ni por donde empezar.

Es verdad que un aspecto también trascendental es que tenemos derecho de responder o no. A veces no queremos, y contra eso nada podemos hacer. El problema mayor siempre estará en el emisor que se siente amarrado a ese último mensaje y lo revisa y le atormenta comprobar que sigue sin respuesta. Ese agotamiento mental no es saludable, no debería determinar el ánimo ni el criterio que tenga de los demás, y tampoco es sano que en ese camino de desesperación se aloque y atosigue.

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