ARTE: Mal de amores (+obras)

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ARTE: Mal de amores (+obras)
Fecha de publicación: 
29 Julio 2025
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Imagen principal: 

Imagen tomada de https://centrediagonal.com/

¿Cómo es posible que exista un Día Internacional del Mal de Amores? ¿Esto se celebra? ¡No puede ser! Pues, sí. El 29 de julio es el día para ello. Y no diría que es una fecha para festejar, pero sí a tener en cuenta y reflexionar.

Si bien de amor nadie se muere, es un dolor que de verdad paraliza, comparado con el duelo de la pérdida de un ser querido. Todos lo procesamos de manera distinta, pero el malestar puede llegar a ser físico tanto como psicológico. 

Sea cual sea la causa, no es fácil y no importa la edad, el amor, al final, duele. Y aunque es verdad que en la adolescencia se siente con mayor dramatismo, no estoy muy segura de que sea amor real a tan temprana edad.

El desamor es una situación que no se le desea a nadie. Es un sufrimiento que embarga a todo el organismo más allá de las emociones. Dicen que interfiere en procesos bioquímicos y hasta es capaz de bajar las plaquetas porque la tristeza induce estrés crónico y depresión que afectan de manera directa al sistema inmune.

Ese estado emocional puede traer cambios en los hábitos de vida como en el apetito y el sueño, e incide así en los mecanismos de defensa. Es por eso que cuando se vive un desamor no solo puede mermar el peso corporal, también es posible padecer enfermedades virales y poseer baja respuesta ante patógenos.

Todo esto es normal si es transitorio. Un caso extremo es cuando se desbocan los síntomas por la depresión o se llega a más, por ejemplo, con el llamado síndrome del corazón roto, Takotsubo, que, aunque es muy raro, tal shock emocional puede provocar miocardiopatía por estrés y esto viene acompañado de un dolor agudo, similar al infarto, como si morirse de amor fuer probable, pero no. 

Es imposible dar una fórmula porque cada quien desde su subjetividad vive de modo muy particular el mal de amor, y por más que se aconseje necesita su tiempo, su ritmo y encontrar solo cómo pasar página. Si quiere patalear, es válido, y si prefiere acorazarse, también.

Y como no queremos ni siquiera intentar dar una recomendación, exclusivamente nos limitamos a opinar que el dolor por desamor es un proceso que debemos respetar, que por mucha angustia y desasosiego que se tenga, no es eterno. Y puede dejar una huella profunda, pero se supera o vive con ella. Así que, si usted está pasando por una fase así, no permita que le aceleren, pero si siente demasiado agobio busque apoyo en psicólogos o en personas allegadas de su elección.

Por eso, y porque entendemos que no podemos terminar este tema de forma triste ni con panfleto, elegimos hacerlo con arte porque es allí donde todo es lindo y perfecto, aunque sean desiguales sus composiciones, y porque nos parece una maravilla que existan seres habilidosos, capaces de canalizar sentimientos a través de la belleza, ya en pintura, poesía, la manifestación que sea, y hacerlo con suma maestría.

Esta selección es también muy personal porque nos interesa mucho la representación de las emociones en el arte como reflejo total de la vida que es. Recurrente desde tiempos remotos, escogimos pintura, poesía y música de entre un universo tremendo.

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Memoria, el corazón (1937) es una pintura en la cual Frida Kahlo (México, 1907-1954) quiso exteriorizar su desconsuelo al descubrir la infidelidad de su esposo Diego Rivera.

Imagen tomada de https://www.fridakahlo.org/

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Ofelia (≈1852) es la interpretación de John Everett Millais (Reino Unido, 1829-1896) sobre un pasaje importante de la obra trágica Hamlet, príncipe de Dinamarca (1603) del famoso dramaturgo inglés William Shakespeare (1564-1616). Es un óleo sobre lienzo que expresa la muerte de su protagonista por un amor no correspondido.  

Imagen tomada de https://es.wikipedia.org/

Detente, sombra de mi bien esquivo… de Sor Juana Inés de la Cruz (México, 1648-1695)

Detente, sombra de mi bien esquivo
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.

Si al imán de tus gracias atractivo
sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero,
si has de burlarme luego fugitivo?

Mas blasonar no puedes satisfecho
de que triunfa de mí tu tiranía;
que aunque dejas burlado el lazo estrecho

que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía.

Poema 20, de Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924) de Pablo Neruda (Chile, 1904-1973)  
  
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.  
Escribir, por ejemplo: "La noche esta estrellada,  
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".  
El viento de la noche gira en el cielo y canta.  
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.  
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.  
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.  
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.  
Ella me quiso, a veces yo también la quería.  
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.  
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.  
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.  
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.  
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.  
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.  
La noche está estrellada y ella no está conmigo.  
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.  
Mi alma no se contenta con haberla perdido.  
Como para acercarla mi mirada la busca.  
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.  
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.  
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.  
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.  
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.  
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.  
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.  
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.  
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.  
Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,  
mi alma no se contenta con haberla perdido.  
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,  
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo. 

Y para concluir, una canción de los inicios de Enrique Iglesias (1975) quien canta al vacío, a la soledad del desapego mientras se anticipa a un escenario que no ha llegado y no por imaginario deja de torturarle.
 

Si tú te vas (1996)

Si tú te vas
Te llevarás mi corazón
Y yo sin ti
Ya no sé por dónde ir
Si tú te vas
Nunca te podré olvidar
Me quedo aquí
Sólo pensando en ti

Si tú te vas
El dolor me comerá
Ni un día más
Yo podré vivir sin ti

Mis lágrimas hacen un mar
Nadaré sin descansar
Esperando tu llegar
Y es que estoy
Imaginándome el final
Y me da miedo pensar
Que algún día llegará
Si tú te vas

Si tú te vas
Se me irá todo el valor
Y yo sé que
Nunca encontraré otra igual

Si tú te vas
El dolor me comerá
Ni un día más
Yo podré vivir sin ti

Mis lágrimas hacen un mar
Nadaré sin descansar
Esperando tu llegar
Y es que estoy
Imaginándome el final
Y me da miedo pensar
Que algún día llegará
Si tú te vas

Si tú te vas
Si tú te vas
Si tú te vas

Mis lágrimas hacen un mar
Nadaré sin descansar
Esperando tu llegar
Y es que estoy
Imaginándome el final
Y me da miedo pensar
Que algún día llegará
Si tú te vas

Si tú te vas
Si tú te vas

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