Futbolistas cubanas reaparecerán en escena

Luego de casi dos años sin compromisos oficiales, la selección femenina de fútbol de Cuba reaparecerá la próxima semana, cuando eche a andar el proceso clasificatorio con vistas a la Copa del Mundo de ese sexo, en Australia y Nueva Zelanda, en 2023, y a los Juegos Olímpicos de París-2024.

Las chicas se encuentran desde hace alrededor de un mes en el estadio Antonio Maceo, de Santiago de Cuba, donde «estrenaron» la cancha sintética que recibiera hace unos días la certificación de la FIFA que la habilita para acoger partidos internacionales.

El conjunto, bajo el mando de Edelsio Griego, perfila los últimos detalles para su debut el próximo 16 de febrero ante San Vicente y las Granadinas, en el marco del grupo E.

Tres días más tarde (19), el once de la mayor de las Antillas se trasladará hasta San Pedro Sula, Honduras, donde confrontará en el Estadio Francisco Morazán a Islas Vírgenes Británicas, pero Santiago volverá a recibir a las nuestras el 8 de abril, para que se crucen con las hondureñas, y el 12 de ese mismo mes finalizará la ronda clasificatoria con el enfrentamiento en Puerto Príncipe entre haitianas y cubanas.

El ganador de cada una de las seis llaves que reúnen a 30 equipos de la Concacaf disputará junto a Estados Unidos y Canadá (sembrados por su posición en el ranking universal) una octogonal final, de donde saldrán los cuatro participantes directos a la Copa Mundial y los dos seleccionados hacia la cita estival de París-2024.

En el caso del Mundial, los ocupantes del quinto y sexto lugar en el certamen final de la Concacaf tendrán otra oportunidad de llegar a la Copa del Mundo porque participarían en un repechaje intercontinental con sobrevivientes de otros continentes, en fecha y lugar por decidir.

Por supuesto, sería muy prematuro pedir a nuestras muchachas que avancen a la siguiente ronda, porque eso implicaría quedar primeras de su llave, pero sí deben dar batalla en cada salida a la cancha y disputar las posiciones cimeras con hondureñas y haitianas, favoritas precompetencia.

A diferencia de sus colegas del resto de la región, que han dirimido sus Ligas domésticas, las nuestras prácticamente no han tocado balón en los dos últimos años de manera oficial, y tampoco han podido topar con rivales foráneos, lo cual es un aspecto bien negativo.

No obstante, en entrevistas divulgadas en los últimos días, reina el optimismo entre jugadoras y cuerpo técnico, deseosos de llevar alegrías a los fanáticos en la tierra caliente.