Enrique Ubieta: «Nunca he pensado que se ha dado un fin del llamado ciclo de izquierdas en América Latina»

Enrique Ubieta: «Nunca he pensado que se ha dado un fin del llamado ciclo de izquierdas en América Latina»
Fecha de publicación: 
11 Junio 2019
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El periodista, ensayista e investigador Enrique Ubieta Gómez (La Habana, 1958) es actualmente uno de los pensadores más relevantes de Cuba. Ex director de la Cinemateca de Cuba; fundador de la Sociedad Cultural José Martí; creador de la Revista cutural La Calle del Medio; actual director de Cuba Socialista, la revista teórica del Comité Central del Partido… Entre otras dedicaciones y experiencias que acreditan la importancia de su trabajo en la sociedad, cultura y política cubana actual. De visita en España para participar en el XV Encuentro de Solidaridad con Cuba que tiene lugar este fin de semana, Ubieta conversa extensamente con Tercera Información sobre solidaridad, política internacional, la reforma constitucional, periodismo y, en definitiva, la realidad actual de la isla.

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Aprovechando que se encuentra aquí para asistir a la celebración del XV Encuentro de Solidaridad con Cuba que tiene lugar este fin de semana, queremos preguntarle como ve la actual situación en las relaciones entre Europa y España con Cuba. ¿Qué expectativas tiene actualmente Cuba en su relación con la Unión Europea?

Esperamos una relación de respeto, una relación normalizada. Con plena independencia. Una vez vencido el obstáculo de la posición común con los Estados Unidos, ante una política que está siendo verdaderamente irracional, yo creo que podemos avanzar muchísimo. En cuanto a España, yo percibo, con esperanza, que tanto el gobierno como los empresarios de aquí digamos que “se han amarrado el cinturón” y están dispuestos a defender sus intereses bilaterales con Cuba frente a la política de Estados Unidos. Como es natural que suceda. Es normal, que se enfrenten a esa irracionalidad del Capítulo 3 de la Ley Helms-Burton, porque, aquí no estamos hablando de ideología ni de una cuestión ética, sino de rechazar una norma que viola todas las reglas del comercio internacional y que daña sus intereses.

Eso a nivel de relaciones, digamos, entre estados. Luego me parece importante señalar a la solidaridad entre pueblos. En Europa hay un movimiento muy grande de solidaridad con Cuba. El XV Encuentro es una buena muestra de ese movimiento de solidaridad. Desde Cuba le agradecemos la constancia que ha mantenido ese movimiento en defender los valores de la Revolución, esos valores que, me imagino, también le han aportado a los movimientos de aquí, es una relación de internacionalismo mutuo digamos. Cuba al fin y al cabo, también ha tenido una política de solidaridad con los pueblos, hemos dado lo que no nos sobrava, vaya, porque siempre se entendió que no era un proceso únicamente para isla. Es otro nivel de relación, digamos, de pueblo a pueblo.

Hablando sobre el bloqueo de, la oposición a este es uno de los principales elementos contra los cuales protestan los movimientos de solidaridad con Cuba. Llama la atención que a pesar del ideario que afirma representar, los Estados Unidos promuevan este tipo de medidas usando el comercio internacional como arma de conflicto.

No solo violan las leyes del comercio internacional, sino que violan los principios que ellos mismos exigen que Cuba cumpla. No solo en el ámbito, en el espectro de la política comercial. Incluso las acusaciones sobre el incumplimiento de otros derechos fundamentales como la libertad de expresión. En los últimos días se han establecido nuevas normativas para que las embajadas de los Estados Unidos puedan rastrear y comprobar los contenidos de las redes sociales de todo aquel que quiera entrar en su país. ¡Hasta ahora sabíamos que nos espiaban, pero ahora es descarado! ¡Tan contradictoria con los supuestos principios que defiende Estados Unidos!

Los ataques económicos, que en Cuba hemos conocido tanto tiempo, los está extendiendo a otros países y esto quizá tenga el lado bueno, si es que tiene algún lado bueno, de que se perciba cual es el daño real de ese tipo de política agresiva.

Lo sorprendente es quizá el grado de agresividad de esas políticas de conflicto comercial, empieza incluso a afecta a países que han venido siendo sus aliados tradicionales.

Se perciben los daños, está atacando comercialmente a países como México. Está atacando incluso a Colombia, un país prácticamente satélite de los Estados Unidos. Un día se levanta de mal humor el señor Trump y decide descargar su furia con uno de sus socios comerciales preferentes.

Sin embargo, ¿Es posible que ese incremento de la agresividad de Estados Unidos le esté dando resultados positivos? La aparente desaparición de los gobiernos progresistas en Latinoamérica, el final del proceso de integración regional...

Bueno, creo que esta coyuntura, este proceso que vivimos ahora, de alguna manera despierta conciencia. Nunca he pensado que se ha dado un fin del llamado ciclo de izquierdas en América Latina. Fue una frase hecha, lanzada en cierto modo aprovechando la oportunidad con una intención desmovilizadora. Lo que ha existido realmente es la reactivación de determinadas políticas de injerencia, un mecanismo realmente criminal, para desplazar a los gobiernos que el pueblo quería que estuviesen en el poder. Con golpes parlamentarios, con abiertos golpes de estado, con el apoyo explícito a candidatos conservadores. Es decir, hay un proceso de intervención directa en los países latinoamericanos.

Ojo que en este proceso, la información, el falseamiento informativo, ha tenido muchísimo peso. Desde Estados Unidos y sus altavoces lanzan acusaciones gravísimas contra gobiernos que no les resultan, digamos cómodos, mientras se lava la imagen de otros como en Colombia donde se asesina directamente a los líderes sociales. Se criminaliza, se acusa de agresión a quién recibe sus agresiones, se acusa de corrupción cuando ellos tienen una extensa carrera corrompiendo gobiernos y se transmite una imagen terrible. Un ejemplo muy elocuente, recuerdo una vez en Perú, durante la celebración de la Cumbre de las Américas, los canales de televisión estadounidenses repetían una y otra vez que el principal foco generador de la corrupción en América Latina había sido el Foro de Sao Paulo. ¡Era una cosa absolutamente delirante! Y los reporteros no lo transmitían como algo novedoso, algo rompedor que tuviesen que demostrar. Simplemente lo transmitían como si fuese una verdad consabida. Es una montaña tan grande de mentiras construidas que a veces resulta muy difícil contrarrestarlas.

¿La política exterior de Cuba, la relación con los países vecinos se ha visto afectada? Hace un tiempo nos encontrabamos la noticia de la expulsión de las misiones médicas de Cuba en Brasil por parte de Bolsonaro.

Por supuesto Cuba se ha visto afectada en sus relaciones con la región. En los últimos años América Latina había logrado un nivel de interrelación e integración muy grande. No estamos hablando únicamente de que existía un bloque, vamos a denominarlo así, de izquierda. Había también estados con gobiernos conservadores que sin embargo comprendían, estaban dentro de una lógica de integración, de defensa conjunta de los intereses de la región. Ahora, con los mecanismos que antes te decía, se ha intentado desmantelar por todos los medios.

Sin embargo sigue habiendo casos que contradicen ese supuesto desmantelamiento, como por ejemplo México, donde la llegada de López Obrador al poder, un hombre que no es ni mucho menos un revolucionario que va a transformar por completo el país, pero supone un contrapunto por su mayor defensa de la soberanía de México en consonancia con aquellos procesos latinoamericanos.

Ha habido un cambio, es innegable, y las relaciones de Cuba se han visto afectadas en América Latina. Pero no valoro que sea un cambio definitivo ni un cambio de paradigma ni nada de eso. Creo que las dos primeras décadas del siglo XXI han dejado una experiencia y una huella en la conciencia popular que no es tan fácil de hacer desaparecer de pronto. Hay que ver que va a suceder en los próximos años.

Hablando de política internacional, se hace inevitable preguntar por el papel de nuevos actores como China, un país que parece adquirir importancia en todos los ámbitos internacionales.

No hay que exagerar tampoco el papel ni la importancia de China. Si bien es cierto que con Cuba ha mantenido un relación de largo muy importante, es al fin y al cabo un país que también quiere construir una alternativa al sistema capitalista, así tenga elementos capitalistas en su actual economía hay que recordar que el socialismo no es una meta, sino un camino a recorrer y las diferentes experiencias tratan de recorrerlo con sus propias estrategias. Ellos digamos cuentan con una agenda que, al menos, sitúa otras coordenadas, así como nosotros tenemos la nuestra. Su papel, a pesar de esto, tampoco debe exagerarse, no es mayor que el de, por ejemplo, Rusia, que es un país que en su momento fue otra cosa, pero actualmente ha renunciado completamente a la construcción de un modelo alternativo al capitalismo. El revuelo causado con China, para mi, también tiene mucho de pataleta de Estados Unidos.

Ahora bien, hay una cuestión importante en la aparición de estos dos actores que es la posibilidad de iniciar un periodo de multilateralidad. Yo como absoluto defensor de los planteamientos de José Martí no puedo evitar ser un gran partidario de la cuestión de la multilateralidad. La diversificación de poderes en el mundo como alternativa a la concentración de poder en un solo país que ejerce como único polo. Esa concentración es fatal para la humanidad. La diversificación de puntos de poder que permitan alternativas de cooperación yo creo que beneficia a todos. Excepto, por supuesto, al que quiere todo el poder.

Dejando de lado las cuestiones de política internacional, uno de los temas más importantes, que más incidencia ha tenido sobre Cuba, ha sido la reforma constitucional. ¿Cual es la trascendencia real de este proceso constitucional?

Antes de nada, hay que señalar que todas las décadas de la Revolución han sido diferentes. Es decir, los años ‘70 y los años ‘80 no se parecen. Ni, por supuesto, los ‘80 y los ‘90. Los únicos que interpretan que no se ha cambiado ha sido todos aquellos que quieren que vuelva lo de antes, que quieren que vuelvan los tiempos de Batista, que anhelan que Estados Unidos vuelva a ser el amo, porque ese sería el único cambio que a ellos les valdría.

Ahora bien, es cierto que el cambio actual es realmente importante. Toda una serie de nuevas formas de entender el camino que ha de recorrer la Revolución, que no eran las habituales hasta ahora. Creo que para seguir avanzando ha sido necesario, de alguna forma, bordear la enorme montaña que tenemos enfrente. Y no es una ruta sencilla tampoco, es un camino que entraña sus riesgos, siguiendo con la metáfora, bordear la montaña nos hace estar muy cerca del precipicio, con vientos fuertes que nos pueden hacer caer y mucha gente empeñada en empujarnos por ese precipicio. Me gusta representarlo de esa manera porque hay que insistir en que el socialismo no es un lugar de llegada, es un camino hacia otro lugar.

Algunos análisis realizados desde aquí han polemizado mucho sobre las alusiones a la inversión, la propiedad y otras cuestiones, apuntando a la posibilidad de que Cuba asuma un modelo de economía de mercado.

Cuando se habla de mercado, y esto es algo que he aprendido de la investigación, en el mundo académico, es posible que se esté hablando de cosas opuestas. Quién ve en el mercado un fin, quién ve en el mercado una herramienta, quién ve en el mercado algo en lo que hay que intervenir… ¿Qué es lo que establece el sentido de lo que hablamos? No tanto los términos como los objetivos que nos marcamos. Ahora tengo que introducir la cuestión del mercado y tengo que introducir a determinada escala la propiedad privada, pero, ¿con qué objetivo? ¿Para reconstruir el capitalismo? ¿O a continuar en una dirección que me lleve hacia una sociedad más justa que ofrezca una alternativa al capitalismo?

Es normal que se presente debate, que se produzca un debate fuerte. Hay quién cuando introduce la cuestión del mercado la introduce con una intención de regresión a un sistema capitalista. Que renunciemos a la justicia social, a tratar de hacer un mundo menos consumista, no individualista.

Yo creo que estamos haciendo lo necesario para mantener lo que hemos alcanzado, no renunciemos a ninguna de las conquistas sociales que hemos realizado y podamos avanzar, quizá no con la velocidad que pensábamos que podíamos alcanzar, pero sí para poder avanzar con más seguridad hacia la construcción de un futuro mucho más justo que el actual.

¿Cómo se ha vivido el proceso en Cuba? ¿Cómo ha sido percibido por la sociedad, el pueblo de cubano?

La sociedad cubana discutió en pleno, intensamente y extensamente la Constitución. Este proceso ha echado por la borda esa imagen que se intentaba proyectar de que existía apatía en Cuba, de que la gente no tenía interés en las cuestiones políticas. Y hay algo que tengo que decir. La mayoría de las personas que disintieron de contenidos de la reforma constitucional tal como había sido inicialmente formulada, lo hacían con la perspectiva de establecer su criterio para defender la Revolución. Una minoría muy pequeña la que en este debate constitucional planteaba posiciones contrarias a la revolución y al socialismo.

Ahora nos enfrentamos al reto mayor, que es hacer que esos cambios introducidos en la Constitución tomen forma para continuar avanzando. Cosa que no es nada fácil porque necesitamos hacer que el país marche, que la economía funcione, estando maniatados. Como un boxeador que se presenta al combate con un brazo y una pierna amarradas. ¡Y Trump quiere además amarrarnos el otro brazo! Aún así, yo creo que avanzamos y vamos a seguir avanzando.

Para concluir, conociendo su experiencia en prensa, con algunas experiencias tan rompedoras como la cabecera cultural La Calle del Medio, queremos saber su opinión sobre el papel de los medios de comunicación, la nuevas perspectivas y retos de la prensa y el futuro de esta en Cuba.

Bueno, pienso que mi perspectiva es limitada, al fin y al cabo mi faceta periodista es, yo diría, empírica. Yo vengo de filosofía. Podría responder a eso mucho mejor, con mucha más profundidad, Yailin Orta, la directora de Granma que nos acompañará durante este XV Encuentro.

Pero sí que puedo decir algo acerca de esta nueva perspectiva en el periodismo y es que considero fundamental el debate. La necesidad de incrementar la presencia del debate en la prensa cubana. Es algo que yo siempre he tratado de impulsar, lo traté de impulsar a través de La Calle del Medio y lo tratamos de impulsar en Cuba Socialista. Creo que hoy la información está tan contaminada, el enemigo usa métodos tan sutiles de manipulación, que es imprescindible debatir y analizar de forma crítica todo lo que nos llega.

Cuando hablo de debatir hablo en un sentido muy amplio. Hablo de los debates entre los profesores y los alumnos, hablo del sentir y la interpretación de la telenovela de anoche, del debate intergeneracional entre padres e hijos, de los periodistas entre sí, de distintas redacciones o en la misma redacción. Debate, en fin, en el más amplio sentido. Promover el debate, promover el desarrollo de una conciencia crítica, que es algo que no promueve el capitalismo, me parece la principal misión que tienen que asumir los medios en Cuba.

Tomado de Tercera Información

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