USA: Amenazante política nuclear

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USA: Amenazante política nuclear
Fecha de publicación: 
29 Junio 2020
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Armas nucleares tácticas (TNW, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.

Con la complacencia de Varsovia, Estados Unidos se propone ahora fortalecer el arsenal nuclear que tiene en territorio polaco, donde deberán llegar fuerzas militares estadounidenses desplazadas desde Alemania, luego de que el presidente norteamericano, Donald Trump, volviera a sacar “chispas” con la canciller, Ángela Merkel.

Pero bronca o no entre estos representes del brutal neoliberalismo capitalista, lo cierto es que todo ese movimiento vuelve a poner en ascuas las relaciones de Estados Unidos con Rusia, que ya advirtió que responderá con un reforzamiento de su defensa, al tiempo que alertó de las graves consecuencias acerca de la nueva amenaza del imperialismo.

Todos esto ocurre, cuando Trump dio a entender que podría conversar con Moscú acerca del tratado nuclear START-3, que vencerá dentro de un año, e indicó la posibilidad de su reanudación, luego de haber roto con acuerdos y promesas, todo lo cual ha ido acompañado por sanciones que violan los derechos humanos en un tiempo en que el planeta es azotado por una peligrosa epidemia de coronavirus.

En este contexto, Estados Unidos ha hecho sistemático el entorpecimiento de las relaciones con gobiernos alejados de su férula de poder o que le son adversos: vuelve a poner tensas las relaciones con la República Popular Democrática de Corea, presiona económicamente a Paquistán acerca de su poderío nuclear y su inteligencia trabaja muy atenta en todo lo que pueda exacerbar las diferencias territoriales fronterizas entre la India. a la que canela. y China, a la que hostiga en diversos terrenos. 

Todos estos países son poseedores del arma nuclear, a excepción de Irán, cuyo tratado al efecto fue roto por Washington, a pesar de haber sido aprobado por sus aliados.

DIFERENCIA

Sin embargo, la posición de Estado Unidos es muy diferente con su aliado Israel, un socio que no reconoce que tiene el arma nuclear, y cuyo lobby se puso en un inicio contra Trump, cuando era candidato, pero luego rompió lanzas con él como lo hizo con el anterior mandatario, Barack Obama, a quien hizo girar en 180 grados su intento de disuadir a Tel Aviv en no utilizar el arma nuclear contra Irán, bajo el pretexto de sentirse amenazado. 

Atrás había quedado el intento obamístico de dar misiles interceptores al gobierno sionista, en un afán de disuadirlo a que no utilizara los artefactos atómicos.

En el afán de “proteger” a su principal aliado en el Medio Oriente, EE.UU. ha hecho pruebas con misiles interceptores fabricados por el propio Israel con dinero norteamericano en la costa este de Estados Unidos. Solo Reuters se hizo eco de esto.

Por el contrario, mucho escándalo ha levantado la decisión iraní de enriquecer uranio con fines pacíficos para su desarrollo electro-energético y científico -obstaculizado por el asesinato por la inteligencia sionista de cinco científicos de la nación persa-, mientras se abstienen de condenar la posesión y producción por Israel de entre 400 y 700 bombas atómicas en siete centros nucleares.

Las respuestas ante esa aparentemente contradictoria política son obvias: en tanto Israel es el sostén de la agresiva estrategia estadounidense en el Medio Oriente, Irán representa un obstáculo para que Washington alcance el control de esa rica región; la nación cuenta con una de las mayores reservas mundiales de hidrocarburos a las que Estados Unidos no tiene acceso, y las posiciones nacionalista y soberana de Teherán estorban a la política hegemónica estadounidense.
 

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