Prontuario de opinólogos, todólogos, cubanólogos y otras hierbas

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Prontuario de opinólogos, todólogos, cubanólogos y otras hierbas
Fecha de publicación: 
5 Junio 2020
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En las redes proliferan, cada vez más, los opinólogos, término muy en boga hoy aunque fuera conocido desde los finales del pasado siglo y que desde entonces se utiliza para designar a los que opinan, sin tener conocimiento especializado, sobre cualquier tema. Estos opinadores, como también se conocen, como regla se declaran y auto reconocen analistas aunque en realidad poco utilicen el análisis pues en lo que son duchos es en adjetivar y reordenar para desorientar al desatento y aparentar novedad refritando lo ya desde mucho antes conocido y hasta reiterado, escrito y explicado por especialistas y expertos. Réstele a lo anterior lo útil, añádale una alta dosis de egolatría, una pizca de mala intención y obtendrá el fruto de la “creatividad” del opinólogo.

A su vez, la “todología”, ciencia cuyo objeto de estudio es “todo” y cuyos “académicos”, los todólogos, saben –o dicen saber – “de todo”: de política, de historia y de economía, de medicina (en todas sus variantes, incluida la homeopatía) y de antropología, de geografía y hasta de parapsicología… y por ello y consecuentemente, auto declarados politólogos, historiadores y economistas, médicos, antropólogos, geógrafos, parapsicólogos y también periodistas y escribidores capaces de opinar (lo que los asemeja a los opinólogos) sin siquiera consultar bibliografía alguna u obviando o tergiversando convenientemente lo que no coincida con “su autorizada” opinión avalada por sus conocimientos infinitos que van desde el surgimiento del universo, la teoría de Darwin y la historia de Cuba, los aportes de Lenin al marxismo y a la construcción del socialismo, hasta los documentos firmados y los intríngulis todos de la segunda guerra mundial (claro, no de “la tardanza” de la apertura del segundo frente y luego de “el apuro por la toma de Berlín”), de Stalin y la implosión de la URSS, de la OTAN, la UE, del calentamiento global, la pandemia de la Coronavirus y su impacto sobre la economía global, el comercio mundial, el hambre, la robótica, la nanotecnología… y no podía faltar, del bloqueo (de ese “que no existe”) y del bloqueo interno, el que si existe. 

Por supuesto, nada de lo anterior se refiere a los intercambios que podemos tener en una conversación de sobremesa o en un coloquio entre amigos en los que todos hablamos de todo y opinamos sobre casi todo incluyendo la pelota o el fútbol o la pelota y el fútbol. No, se trata aquí de comunicadores, de gente que publica con pretensión de “influencers”, palabreja que “viste” a los que pretenden formar “opinión pública”  y utiliza las redes sociales para ello. 

Pero si “en las redes” en general abundan opinólogos y todólogos, hay especificidades cuando, en esas mismas redes, de Cuba y los pretendidos “influencers” se trata. En ellas han  proliferado  junto a los primeros y de manera destacada la ya desde antes existente cubanología y los cubanólogos, términos que preferimos  de otros también utilizados por ser estos más precisos para expresar sus vínculos subyacentes con las seculares pretensiones hegemónicas del imperio norteamericano sobre nuestro país. 

Pero el grupo que al menos inicialmente se constituyó por académicos “cubanoamericanos”  para desde allá estudiar su país de origen manteniéndose, supuestamente, equidistantes de posiciones políticas capaces de enturbiar el análisis científico cuando de estudios sobre Cuba se trataba, cuenta en la actualidad con una nueva hornada –con residencia algunos fuera de sus lares y otros en ellos –que “exigen” junto a los primeros inmediatez –sin considerar ni el momento ni el contexto –en la aplicación de las medidas que tanto nos costaron a todos formular. 

Antes de continuar una importante diferencia entre opinólogos, todólogos y cubanólogos. Los cubanólogos son ciertamente expertos, académicos, científicos, los primeros no lo son. Pero si de ciencia se trata lo primero a precisar es de qué ciencia hablamos: si de la Economía política,  ciencia clasista en la que al decir de Marx, “… la libre investigación científica tiene que luchar con enemigos que otras ciencias no conocen (pues el) carácter especial de la materia investigada levanta contra ella las pasiones más violentas, más mezquinas y repugnantes que anidan en el pecho humano: las furias del interés privado”, o  de la “Economía”, aquella cuyo objeto de estudio es “la asignación de recursos escasos entre fines múltiples y competitivos” que por supuesto difiere de la primera concepción enunciada. El primero es “economista político”, es economista y es político, el segundo es economista y no siempre político aunque siempre su función sea estudiar, analizar, proponer.  

Se trata de que la “Economía” no estudia, no tiene instrumentos para ello y no puede comprender (aunque los cubanólogos autóctonos, algunos de los cuales estudiaron y hasta enseñaron a Marx deberían ser capaces) pues no son su objeto de estudio, las leyes “que actúan y se imponen con férrea necesidad” (aquí de nuevo Marx) aunque ellas hagan evidente que es el desarrollo del capitalismo –promovido por el egoísmo, la libre concurrencia, las leyes del mercado y “la mano invisible” –el que ha llevado a la humanidad de fracaso en fracaso generando más y más crisis cíclicas generadoras de una modernidad impulsada por la “destrucción creativa” que  ya a partir de la mitad del siglo xix y en el siglo xx, en 1929-1933,  demostraba su incapacidad de establecer las proporciones macroeconómicas de manera espontánea catapultando al keynesianismo y al estado como regulador de la reproducción capitalista aunque ello necesariamente negara el propio liberalismo, el “laissez faire” y el legado incluso de los fundadores de la Economía Política. 
Tampoco puede comprender la “Economía” cómo el keynesianismo condujo al mundo al callejón sin salida de la militarización de la economía, al aumento de la deuda pública, al de la esfera improductiva hipertrofiada, a la inflación incontrolada, a la crisis monetaria internacional… que agudizaron al máximo las contradicciones propias del sistema e hizo necesario y posible el ascenso del neoliberalismo,  ya en la década de los 80s del pasado siglo y con él de nuevo crisis, las de los últimos decenios del siglo xx, y ya en el xxi la del 2008-2009 y la iniciada en 2018-2019 y precipitada por la pandemia de la Coronavirus en el 2020.

Al contrario de la “Economía”, la Economía Política permite comprender que la época de la “acumulación originaria” quedó atrás y que la historia reciente ha dejado claro que ningún país ha logrado desarrollarse sin la introducción masiva de capital extranjero portador, además, de la tecnología de punta que no poseen las MPYMES (unipersonales incluidas); que estas últimas son generadas y a la vez complementan el propio desarrollo y que no son incompatibles con el mismo; también que “el color del gato” depende de la genética, que ya ésta puede ser manipulada y que ser millonario es poseer millones, sin nada de gloria. 
La conjunción de ambas, Economía y Economía Política, nos permiten comprender que el debilitamiento de nuestra economía como consecuencia, primero, del recrudecimiento del bloqueo y después del negativo impacto de la pandemia, su efecto sobre la economía mundial y sobre nuestra fuente fundamental de ingresos, el turismo, nos obliga a adoptar medidas excepcionales para revitalizar la economía, en particular y de manera transitoria (Economía Política), para captar capital extranjero.

Un paréntesis referido a lo que no todos los cubanólogos tienen presente. Para el  gobierno permanente de los EEUU (si lo prefieren “estado profundo”, “plutocracia gobernante”, “complejo militar-industrial” … y aun admitiendo que no constituye  “un actor racional único”)  consciente del debilitamiento de sus posiciones en el mundo y los cambios en la geopolítica global –acelerados por la pandemia –que lo obliga al repliegue de sus posiciones a lo que desde siempre ha considerado su “traspatio trasero”, Cuba es un obstáculo debe ser eliminado.    

A los personajes hasta aquí reseñados falta agregar a los “odiadores”, también “cubanoides” se les llama,  (aquellos que en la red difaman, desprecian, critican destructivamente por el solo placer de hacerlo) de los que no vale la pena el más mínimo comentario aunque si señalar su existencia.

Sin dudas la pandemia del COVID-19 agudizó las crisis económica y financiera –componentes de la crisis sistémica del capitalismo –que se venían ya desde antes del inicio de año manifestando. La pandemia, junto con la crisis sanitaria, han tenido un impacto devastador sobre la economía mundial como consecuencia del muy alto grado de transnacionalización de la economía y las finanzas mundiales generada por la globalización neoliberal lo que la hizo simultánea, global, seguramente más duradera y todavía con resultados inciertos.  

Las diferentes salidas a la crisis en el mundo oscilan entre el multilateralismo y la colaboración y el unilateralismo y la competencia. El  predominio de los últimos por el trumpismo exacerban hoy los populismos de derecha, el proteccionismo y los nacionalismos en el mundo  a la vez que las agresiones del imperio a nuestro país.     

El fuerte deterioro de los encadenamientos productivos –resultado de la conjunción de las crisis sanitaria y económica –impactó sobre la economía real a escala global; los multibillonarios rescates en dólares de EUA y euros no logran estimular la demanda lo que incide sobre nuestras exportaciones, en particular como ya se ha señalado, la de los servicios turísticos.

A pesar de los indiscutibles éxitos alcanzados en el enfrentamiento de la pandemia, la fauna integrada por los opinólogos, todólogos, cubanólogos y hasta odiadores nos invitan a enfrentar los problemas derivados de la actual crisis mediante las mismas viejas medidas del liberalismo y el “laissez faire” que, necesariamente, nos llevarían al retorno del capitalismo del “sálvese quien pueda” en nuestro país. 

Ya antes de la pandemia, discutido por todos y aprobado por todas las instancias, habíamos proyectado qué hacer y cómo hacer, más allá de la coyuntura, para alcanzar el país próspero y sostenible al que aspiramos, la complejidad de la tarea, las restricciones externas y seguramente hasta nuestras propias insuficiencias, retrasaron su ejecución. Y aunque todos estamos conscientes de su necesidad, son nuestro partido y nuestro gobierno, los que todos reconocemos y el que entre todos elegimos, los que determinarán, porque tienen la capacidad y la información  necesaria para hacerlo, el momento y el ritmo de la implantación de esas y no otras medidas. Para el resto siempre tendremos la rosa blanca y el antiimperialismo de Martí, el coraje de Maceo y las enseñanzas de Fidel. 

Comentarios

Excelente, profundo y objetivo análisis. Los personajes clasificados en el escrito son una avanzada declaración reacción de Miami, que oersucue desacreditar a Cuba y todo lo que tenga señales de justicia. La tarea es ardua pero hay que enfrentar la.
tomas.consuegea@etecsa.cu
Mejor escrito, imposible. Claro, hacer notar que algunos de estos personaje son fabricados, cual producto de mercadotecnia, para distintos "segmentos" de "público"..
adedfcbk@gmail.com
JAJAJAJAJA....está muy bueno para el domingo
dorisgarciatellez@gmail.com
O sea, que reclamarle al gobierno que acabe de implementar el mandato que el pueblo le dio hace diez años... está mal? Verdaderamente, con personas como usted la democracia es pura invención.
Desmedida autosuficiencia, grandielocuencia innecesaria para devenir en censor de la opinión ajena. Cómo dijera Marcos Mundstock, narrador e integrante fundamental de Les Luthiers, fallecido el pasado 22 de abril (RIP).Toda cuestión tiene dos puntos de vista: "el equivocado y el nuestro(el del autor del artículo)"

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