Abel Prieto sobre el Foro de Sao Paulo Cuba: ¿exportar la revolución? (III)

Abel Prieto sobre el Foro de Sao Paulo Cuba: ¿exportar la revolución? (III)
Fecha de publicación: 
22 Septiembre 2020
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Durante las últimas seis décadas Cuba ha sido acusada, desde centros de poder antagónicos, de exportar la ideología de su revolución. Imputada de pretender desestabilizar la región y propagar el comunismo, desde los primeros momentos posteriores a 1959 Estados Unidos se encargó, con una política exterior de presión y manipulación, de que la Mayor de las Antillas quedara aislada del resto del hemisferio.   

Para 1990 surgía el Foro de Sao Paulo, un mecanismo que agrupa a las fuerzas progresistas de América Latina y el Caribe. Partidos y movimientos de izquierda con los que Cuba cultivó buenas relaciones accedieron, paulatinamente, al poder en varias naciones del continente. 

A propósito del aniversario 30 del Foro de Sao Paulo el escritor y político Abel Prieto Jiménez, presidente de Casa de las Américas, puntualiza sobre el rol de Cuba en el escenario de la izquierda regional, en un contexto en que las contradicciones políticas se fusionan con las paradojas culturales. 

¿La Revolución Cubana, en su dimensión cultural, constituye un referente para las fuerzas políticas del Foro de Sao Paulo?

Sin pretender que seamos el modelo -el propio Fidel siempre lo dijo: no queremos ser un modelo para nadie-, ayudamos a los movimientos revolucionarios, pero no pretendemos imponerles un modelo. No pretendemos nunca exportar el modelo de revolución ni presentarnos como los dueños de la verdad. 

Creo que la Revolución Cubana tiene cosas que ofrecer en su historia. Hasta de nuestros propios errores podrían aprender muchos movimientos sociales, revolucionarios, partidos… Estoy seguro de que todos -que tienen una relación tan solidaria y respetuosa hacia Cuba- nos observan con interés. Lo que sí tenemos, que es muy importante, es que llevamos más de 60 años con ese enemigo monstruoso delante, poniéndonos todas las trampas inimaginables, todas las trampas posibles, y sorteando todas las emboscadas y saliendo airosos con el respaldo del pueblo. 

Otro elemento -en el que Cuba se diferencia de aquel socialismo de Europa Central y Oriental- es la relación de la dirección revolucionaria con las masas, con el pueblo. Si la dirección revolucionaria se separa de las masas todo lo que se construye es frágil. 

En Cuba, siguiendo la escuela de Raúl, de Fidel, de los asaltantes al Moncada, de los fundadores de la Cuba nueva de 1959, hoy Díaz-Canel está trabajando del mismo modo. Lo está haciendo la Asamblea Nacional, nuestras organizaciones de masa… Es decir, la idea de nunca separarnos de la población, estar siempre dialogando con el pueblo, escuchándolo, poniéndolo a participar. 

Cuando uno mira algo tan trágico como el derrumbe de la Unión Soviética te das cuenta de que aquella fue una revolución extraordinariamente relevante. Aquella revolución cambió la historia del mundo; derrotó al fascismo. Sin embargo, los dirigentes, la dirección política, la dirección del gobierno, perdieron ese diálogo continuo que tiene que tener la vanguardia política con las masas; como lo tiene que tener también con la vanguardia intelectual. Esas son cosas necesarias; oxigenan una revolución.

Cuba tiene eso, puede servir -no quiero decir de ejemplo- a quienes les interesen las historias de una revolución que no ha sido derrotada.

Los que creemos en las utopías, en las revoluciones, hemos sido derrotados tantas veces; nos han derrotado tantas veces; nos han estafado tantas veces; nos han engañado; nos han quebrado tantas veces… Tenemos entonces los cubanos el privilegio de tener un movimiento revolucionario que se ha mantenido contra viento y marea, con el apoyo de su pueblo, firme, y aquí estamos.
Y estamos, como siempre, dispuestos a ayudar, a dialogar y a trabajar desde la más infinita modestia, como nos enseñó Fidel; sin la menor pretensión de mostrarnos como los maestricos de una escuela inexistente.

Estamos a disposición de nuestros hermanos del Foro de Sao Paulo, como ellos saben.

Nosotros tenemos que dar también la batalla cultural aquí. Hay que decir, con toda honestidad, que esa batalla la tenemos hoy aquí en Cuba también. El Presidente hace unos días en el Consejo de Ministros hablaba de lo que está pasando en las redes. Decía que son laboratorios de subversión, laboratorios para dividirnos. Están pensando en utilizar cualquier pretexto -por lo general falso o que tiene una base verdadera pero que está distorsionado- para crear desaliento, división y falta de fe en lo que están haciendo la dirección del gobierno y del Partido.

Todo lo que sea quebrar la imagen de la institucionalidad revolucionaria les interesa a nuestros enemigos. Quieren que la gente de pronto empiece a pensar que el regreso a ese capitalismo, que nos dejó tanta miseria, tanta sangre, pudiera ser una solución para Cuba. Es lo que pretenden.      

Comentarios

Pretenden hacernos creer que nuestra Revolución perdió la fuerza liberadora para dar respuesta a las problemáticas emancipadoras que plantea la hora actual de Cuba, pretenden ignorar el potencial revolucionario, original y creador que encierra el camino de transformaciones por el que transita el país y no se les puede ocurrir nada mejor que entregar el país a las clases reaccionarias frente a las cuales al pueblo trabajador sólo le quedaría la esclavitud neocolonial. No, no tenemos marcha atrás, crearemos una sociedad como la que hemos soñado varias generaciones, la sociedad socialista que podemos y queremos construir, como afirmó el General de Ejército Raúl Castro.
remilio@mes.gob.cu

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