Pedro Infante, 100 años de mito de cultura popular

Pedro Infante, 100 años de mito de cultura popular
Fecha de publicación: 
18 Noviembre 2017
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El actor y cantante Pedro Infante, a 100 años de su nacimiento, sigue siendo una figura venerada por millones de mexicanos porque de alguna forma sintetiza los atributos y cualidades del hombre que todas las mujeres querían tener a su lado.

La efeméride fue recordada sobre todo por la radio, que dejó oír sus grandes éxitos musicales, entre ellos la popular melodía "Cien años", mientras la televisión programó algunas de sus más célebres películas, entre ellas "Nosotros los pobres", "Escuela de Vagabundos", "Los tres huastecos" y "Pepe el Toro".

"Fue un ícono popular que forma parte del imaginario colectivo mexicano", señaló Jorge Sánchez, director del Instituto Mexicano de Cinematografía, al inaugurar una exposición denominada "Por siempre Pedro Infante", en la estación del Metro Bellas Artes.

"Quisimos resaltar la vida de Pedro Infante, creímos que el pasaje de su muerte ya es muy conocido, así que la selección muestra el nacimiento de su personaje y cómo se convirtió en un fenómeno de la cultura popular", señaló Javier Vázquez, curador de la muestra.

Hasta el famoso buscador Google dedicó un "doodle", es decir, la imagen que acompaña su emblema en su versión para México.

Al morir a los 39 años el 15 de abril de 1957, se convirtió en un verdadero mito popular y se le bautizó como "ídolo inmortal", pues todavía cada año se le suele recordar con flores, ofrendas, fiestas y homenajes el día en que el avión que pilotaba en la sureña ciudad de Mérida se desplomó.

"Aunque Pedro Infante no vivió cien años, parafraseando el emblemático bolero escrito por el Rubén Fuentes, a cien años, seguimos pensando en él", escribió el diario Milenio.

Inclusive resurgen las leyendas urbanas, como sucede con íconos de otras naciones como Elvis Presley o Carlos Gardel, en el sentido de que en realidad no murió, sino que se le ha visto en algún lugar cantando o en un bar departiendo con amigos.

Los medios abundaron en reseñas biográficas del hombre nacido el 18 de noviembre de 1917 en Mazatlán, estado norteño de Sinaloa, aunque en realidad considerado "hijo predilecto de Guamúchil", la pequeña localidad de esta misma provincia donde pasó la mayor parte de su niñez y adolescencia.

Pedro desde temprana edad aprendió a tocar varios instrumentos, gracias a su padre Delfino Infante, un maestro de música, aunque de joven se ganó la vida como carpintero.

Cuando comenzó a llamar la atención y a ser contratado por orquestas y estaciones de radio locales al mudarse a Culiacán, capital de Sinaloa, le nació la idea de viajar a la Ciudad de México para abrirse paso en el salvaje mundo del espectáculo.

En 1943, firmó contrato con Discos Peerless, bajo el cual grabó la mayoría de sus canciones, que forman un acervo de más de 340 piezas de diversos géneros, que van del bolero al ranchero, pero incluyen también el huapango, vals y los famosos corridos o melodías épocas de la Revolución mexicana.

Aunque en América Latina no era tan conocido como Jorge Negrete, en realidad en México llegó a ser más popular, pues se le considera más cercano a la gente mientras que aquél era visto como un personaje "arrogante" y aristocrático. Algunas de las melodías que le hicieron famoso son "Las mañanitas", "Amorcito corazón", "Paloma querida", "Cartas a Eufemia", "El mil amores" y "Nana Pancha".

Pero donde despuntó con la fuerza de un torbellino fue en el ámbito del cine no sólo por su buena presencia sino por sus indudables cualidades histriónicas.

En 18 años de carrera, filmó 63 películas, que los críticos solían despedazar por considerar de poco valor artístico, pero que eran verdaderos éxitos de taquilla, alternando con grandes divas de la época como Blanca Estela Pavón, María Félix, Lilia Prado y Sara Montiel.

En 1956, ganó post-mortem el Oso de Plata, en el Festival Internacional de Cine de Berlín, como "Mejor Interpretación Masculina", por la cinta Tizoc (1956), interpretando a un indígena.

Sin embargo, los expertos creen que fue su papel menos afortunado, pues se lucía más como un "charro mexicano", pendenciero y apostador.

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