Contratación de peloteros y presencia en Liga Can-Am: Miradas

Contratación de peloteros y presencia en Liga Can-Am: Miradas
Fecha de publicación: 
19 Mayo 2017
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Los contratados superan los 20, teniendo en cuenta, incluso, aquellos que, como Alberto Bicet y Frank Montieh, se desempeñan en torneos de menor calibre como el italiano.

Ahora bien... Desde mi perspectiva, la contratación de varios de nuestros jugadores de mayor talento y de otros que ya entregaron sus años de contundencia al desarrollo de la pelota cubana, no es la solución definitiva para sacarla del atolladero en el que se encuentra.

Es cierto que Japón y su Liga, después de la MLB, constituyen el escenario de mayor rigor en el que los hombres de la Mayor de las Antillas se pueden probar. De ahí que los fichajes en ese certamen sean los de mayor notoriedad, comenzando por el slugger Alfredo Despaigne, bujía impulsora del Softbank Hawks, a quien se sumaron el lanzador zurdo Liván Moinelo y el portento santiaguero Oscar Luis Colás, capaz de cubrir la inicial, los jardines, y superar las 90 millas lanzando. Eso además de tener buen talento madero en ristre.

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Completan la legión antillana en tierras del Sol Naciente Leonardo Urgellés y Raidel Martínez, ambos en los Dragones de Chinichi; y el granmense Roel Santos, quien debe incorporarse prontamente al primer roster del Chiba Lotte Marines.

En Canadá rubricaron contratos para su Liga Independiente Can-Am el lanzador Lázaro Blanco y los infielders Yurisbel Gracial y Yordan Manduley, que vestirán la franela de los Capitales de Quebec; en tanto el también serpentinero Miguel Lahera unirá esfuerzos al short-stop Alexander Ayala en las Águilas de Trois-Rivières.

Según explicó Michel Laplante, vicepresidente de la Can-Am, el jardinero Julio Pablo Martínez se incorporará posteriormente a la franquicia de Quebec, debido a retrasos en su trámite de visado.

Eso no es todo, pues trascendió que otros cuatro jugadores intervendrán en la Liga Inter-Condados. Hablamos del receptor Yulexis La Rosa, el shortstop Yorbis Borroto y los serpentineros Ian Rendón y Noelvis Entenza, quienes se probarán con Panteras de Kitchener.

Eso en el plano individual, pues a nivel de selecciones y por segundo año consecutivo una escuadra antillana se insertará de a lleno en la lid. Hablamos de una selección de entre 27-28 hombres escogidos entre 37 preseleccionados que medirán fuerzas en la Can-Am (8-29 de junio) y luego en el tope bilateral contra Estados Unidos (2-7 de julio), según se informó en conferencia de prensa efectuada en el parque Latinoamericano, donde ya inició la concentración de entrenamientos de los preseleccionados.

Hablamos de un periplo corto y exigente por lo intensivo, pues se viaja mucho y se cuenta con muy pocas jornadas de asueto, y entrenamiento casi nulo, por lo que se evaluará rigurosamente la condición física de cada uno de los encartados antes de partir.

Así buena parte del talento que le da “brillo” a nuestra Serie está involucrado en la cruzada como da fe el listado:

Receptores: Yosvani Alarcón, Ariel Martínez, Franklin Aballe y Olber Peña. Jugadores de cuadro: Guillermo Avilés, Yordanis Samón, Juan C. Torriente, Humberto Bravo, Raúl González, Dainier Gálvez, Yeniet Pérez, Jefferson Delgado y Yulián Milán. Jardineros: Víctor. V. Mesa, Yoelkis Céspedes, Norel González, Yoelkis Gibert, Denis Laza y Eliécer Griñán. Lanzadores: Yoanni Yera, Ulfrido García, Alain Sánchez, Vladimir Baños, José R. Rodríguez, Frank L. Medina, Luis M. Castro, Yosbel Zulueta, Dariel Góngora, Yousimar Cousin, Liomil González, Dairon Durán, Luis E. Castillo, Yariel Rodríguez, Yasmany Hernández, César García, Dachel Duquesne y Geonel Gutiérrez.

OJO DE HURACÁN DE BOLAS Y STRIKES

Ese es el panorama en materia de contratación. Ahora veamos algunos puntos de análisis:
El primero de ellos y ya mencionado antes pasa por el hecho de que elevar el número de jugadores contratados en lides foráneas, no sacará a la pelota cubana del atolladero. En el orden individual representa para aquellos jugadores agraciados, la adquisición de otra visión, chocar con otro sistema de entrenamiento y nivel de juego cualitativamente superior en el caso de Japón, porque comparando nuestra Serie Nacional con la justa Can-Am, la diferencia no es notoria.

Mucho menos la Liga Inter-Condados, calificada por muchos medios especializados en béisbol como clase A, o doble A cuando mucho por algunos bondadosos.

Hay otro elemento a tener en cuenta. Si buena parte del talento actual del clásico doméstico de las bolas y los strikes tiene la oportunidad y recala en otras competiciones beisboleras, la Serie Nacional no diferirá mucho en calidad del actual torneo sub-23, bastante pobre por cierto. Hablamos de una justa élite en la cual prácticamente el 80-85 % de los inscritos en el sub-23 repetirá, o sea que estaremos en presencia de partidos con los mismos errores técnicos y de pensamiento táctico que por estos días atestiguamos. Desde mi perspectiva la pelota cubana necesita reinventarse desde las categorías tempranas, tanto en sistema competitivo, captación de talento infantil, como infraestructura de desarrollo y dinámicas de scouteo en todas las categorías. Eso sin contar con sistema de entrenamiento modificados en función de erradicar lagunas de la más diversa índole, sumado a la necesidad de ir creciendo en eficiencia y especialización desde que se despunta con talento.

CALIDAD, CONCEPCIONES, VENTAJAS SALARIALES Y OTROS DEMONIOS

Atemperarse a los cánones de diversa índole que rigen la pelota en la contemporaneidad es complicado. Aún cuando el INDER hacia el ámbito doméstico esté haciendo ingentes esfuerzos para elevar en la medida de lo posible el estímulo material de los jugadores, como sucede con el resto de nuestros deportistas, según su valor real, expresado en resultados a distintos niveles.

Las disciplinas colectivas y específicamente el béisbol en ese sentido se han visto favorecidas desde la implementación de la nueva política de remuneración implementada en septiembre del 2013. Así, en la Serie Nacional  los jugadores, sin importar el peso que tengan dentro de su selección, cobran mil pesos al mes. Eso, sin contar el aditivo que pudieran recibir al término del calendario aquellos que culminen con algún liderazgo individual.

No se trata de construir nuestro sistema sobre las mismas bases mercantiles que rectoran la actividad del músculo, pues en lo personal veo como algo inaudito el hecho de que millones de personas en el mundo vitoreen a Messi o Cristiano y aprueben que cobren sueldos multimillonarios, y pocas horas después de terminado el partido, se rompan el cerebro pensando cómo llevar la comida a de esa jornada a su casa o que subterfugios hacer para garantizar las necesidades más elementales de techo y agua potable de sus hijos. A tal punto ha llegado a enajenar ese espectáculo llamado fútbol en cualquier latitud de la geografía universal, por solo citar un ejemplo…

Por más que intentemos edificar nuestra sociedad sobre preceptos que difieran de ese materialismo desmesurado y las ansias de convertirse en “rico” o “millonario”, la realidad a veces arroja otro saldo. De vuelta a la pasión de las bolas y los strikes, Despaigne por ejemplo, cobra con el Softbank 3.52 millones por temporada. Según datos constatados en Baseball América, en la Liga Can-Am los salarios no exceden de 4000 dólares al mes, mientras en la Inter Condados, no hay estipulado un salario fijo.

Esa es parte del panorama que rige la dinámica de fichaje de los beisbolistas de la Mayor de las Antillas hasta este minuto. Sucede que ante la concepción del deportista como mercancía y el deporte como una mega-industria que rompió con todos los preceptos del olimpismo y actividad lúdica competitiva promulgados por el Barón Pierre de Coubertin, el anhelo de buena parte de los protagonistas del clásico Nacional, pasa en este minuto por la aspiración de  conectar de jit un contrato.

Desde la década de los 90 del pasado siglo en Cuba se destapó la Caja de Pandora, con el éxodo de deportistas y la cercanía de contratos estratosféricos firmados por algunas de nuestras estrellas, principalmente en el béisbol y otros deportes colectivos en esos albores. Recuerdo los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Ponce, Puerto Rico 1993, cuando la estampida superó a los 35 efectivos de nuestra delegación, incitados por la política hostil del robo de talentos.

Es cierto que corren otros tiempos, pero hoy día, calidad y montos millonarios han formado una alianza cuasi indestructible, y de la cual tampoco están exentos nuestros peloteros, una vez hayan descollado en el ámbito interno.

Pero dinamizar este fenómeno y poder convertirlo en un elemento positivo desde diversos frentes también es posible. De hecho, desde mi óptica debería congeniarse la posibilidad de revertir sobre el desarrollo del béisbol en casa alguna parte de los ingresos o impuestos aplicados a los diversos contratos, tal y como sucedió anteriormente con el voleibol.

Es importante reiterar que no me opongo a la política de contratación, ni en la pelota, ni en ningún otro deporte. Eso sí, creo que deben analizarse los pros y contras, en consonancia con la disciplina en cuestión, e incluso casuísticamente con cada atleta.

Además, vuelvo sobre la idea de que esta política puede verse como un bálsamo, contribuye sin duda alguna a desarrollar el talento –pensemos en las ciclistas Marlies Mejías y Arlenis Sierra-ampliar el diapasón individual de los agraciados y luego, en menor medida, de aquellos coequiperos con quiénes compartirán de seguro sus experiencias o confrontarán, pero no es ni será la varita mágica que hará resurgir a nuestro movimiento deportivo.

Pesan otras cuestiones que adolecemos y que van desde infraestructura de recursos; resquebrajamiento en procesos de selección y captación de talentos; disminución de matrícula en la pirámide deportiva a todos los niveles y por ende de la cantera de practicantes; reducidas opciones de fogueo que antes teníamos en  la extinta Unión Soviética, demás países de Europa del Este y del resto del Viejo Continente…

ADIÓS EN DIAMANTE ESTRUCTURAL

Luego de este análisis que tiene tela para seguir debatiendo o escribiendo varios trabajos, considero pertinente despedirnos con un flashazo hacia una posible radiografía estructural de nuestra Serie: en lo personal establecería dos niveles que arranquen a la par, en busca de mantener motivación y establecer dos peldaños de calidad.

Antiguamente existía la Liga de desarrollo, nicho para aquellos jugadores en franco ascenso o con nivel ligeramente inferior al del principal certamen.

Pienso en una primera etapa simultánea con dos divisiones de ocho equipos cada una siguiendo los resultados de la última campaña. Al término del juego 45 se haría un corte. El primero de la segunda división subiría a la primera automática, el octavo de esta descendería; mientras segundo y séptimo disputarían una serie al mejor de tres choques para asegurar permanencia o por el contrario bajar.

Eso garantizaría rivalidad, entrega, incentivos, a la vez que de inicio se establecerían algunas diferencias en cuanto a aseguramientos, remuneración y soporte, así como transmisión televisiva de cada una de las divisiones.

La pelota cubana es tradición e identidad, no debemos dejarla morir y en función de rescatarla a sangre y fuego, deben converger todas las ideas positivas. La contratación de peloteros es una de ellas de forma inobjetable, pero no la única. Volveremos sobre el tema, con otras aristas y el empoderamiento del fútbol como pasión en Cuba por sobre la pelota.

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