Preservan al Manatí Antillano en Cayos de Ana María

Preservan al Manatí Antillano en Cayos de Ana María
Fecha de publicación: 
26 Marzo 2017
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Juan Carlos Pina Iglesias, representante local en las áreas protegidas del sur de la provincia, aseguró a Radio Surco digital que los avistamientos son pocos, pues esos mamíferos acuáticos suelen tener sólo una cría y se desarrollan en sitios inaccesibles.

Ese animal, en peligro de extinción, resulta muy vulnerable al cambio climático y a la acción del hombre, por los riesgos de la caza furtiva y los accidentes con artes de pesca.

Para su custodia, explicó Pina Iglesias, se vela por el cumplimiento de las regulaciones y se incrementan las acciones de educación ambiental en la comunidad de Júcaro, además de la vigilancia sobre potenciales depredadores, casi siempre humanos.

Bibliografía consultada refiere que el manatí pesa unos mil 200 kilogramos y tiene aproximadamente 10 pies de largo, habita en aguas tropicales, ya sea en ríos, bahías, canales y zonas costeras, por lo que a diferencia de otras especies, no se sienten limitado en ese sentido.

Desde 2002 la empresa nacional para la Protección de la Flora y la Fauna y el Centro de Investigaciones Marinas de la Universidad de La Habana realizan un estudio dirigido a conocer el estado de conservación, distribución y principales amenazas en CUba para el Manatí antillano.

La protección del manatí en el Refugio de Fauna Cayos de Ana María, se ejecuta a la par de la salvaguarda de especies como la iguana, las jutías o distintos tipos de aves que habitan en múltiples cayos del sur avileño.

Cayos de Ana María es considerado como un puente que interconecta con el Archipiélago Jardines de la Reina, y está constituido por relieves llanos muy bajos, predominando las zonas pantanosas siempre inundadas, que ocupan más del 80 por ciento de la totalidad de los islotes y que presentan cierta estabilidad.

A este sitio sólo se puede llegar por vía marítima, sin embargo guarda gran relación con el poblado de Júcaro, la terminal marítima ubicada al este de Palo Alto y del pedraplén sur, en el municipio de Venezuela.

Durante la etapa de la neocolonia, en la cayería Ana María convivieron familias que se dedicaron a la elaboración de carbón de mangles y a la pesca, productos que vendían o canjeaban en los poblados de Júcaro, Jagüeyal y Venezuela, principalmente.

La posición geográfica del área, administrada por la Empresa Nacional para la Protección de la Flora y la Fauna en Ciego de Ávila, la convierte en corredor biológico potencial, de ahí la urgente preocupación por cuidar sus valores para que siga siendo un lugar privilegiado por la naturaleza y la historia.    

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