Apuntes sobre el trote triunfal de los Alazanes granmenses

Apuntes sobre el trote triunfal de los Alazanes granmenses
Fecha de publicación: 
23 Enero 2017
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Para convertirse, luego de su debut en Series Nacionales en 1977 en el cuarto conjunto que materializa el cetro de esta forma sumándose a Pinar del Río, Santiago de Cuba e Industriales, tres de los legendarios grandes de nuestra pasión.
La final, y quizás algunos elementos para explicar la contundencia de la victoria granmense intentaremos explicárselas a continuación.

El béisbol es un juego que se gana con carreras, y justo ahí la tropa de Carlos Martí inició su ruta triunfal: facturaron 20 carreras en cuatro partidos, apoyados en 26 indiscutibles y lo que considero crucial, conectar con hombres en circulación a la hora buena. Esa responsabilidad la asumieron tanto sus puntales, entiéndase Alfredo Despaigne, Guillermo Avilés (líder impulsor de la postemporada con 13 remoleques), y Carlos Benítez, como los refuerzos Yordan Manduley, Yunior Paumier, Denis Laza y Frank Camilo Morejón.

Del otro lado, el propio mentor avileño Roger Machado, reconoció en la pobre ofensiva y producción de carreras, uno de los lados flacos de su elenco. Apenas ocho en cuatro partidos, casi una veintena de corredores dejados en circulación, y quizás por esa falta de batazo en momentos decisivos, apuesta excesiva por el toque de bola de sacrificio, incluso en situaciones de juego donde intentarlo pudiera ser visto casi como una herejía.

Recurrente, innecesario y en lo personal discrepé en más de una oportunidad, poniendo al descubierto falencias que en sentido general acusan nuestros mentores y haciendo valer un axioma beisbolero que reza que cuando usted no fabrica carreras, el contrario se las hace.

Si hablamos de carreras, es lógico que radiografiemos al pitcheo. Muchos gurúes de la pelota aseveran que cuando hay un sólido lanzador encaramado en la colina de los suspiros ese equipo tiene el 75% de la victoria asegurada. Granma cumplió igualmente al pie de la letra con ese otro axioma. Con el intratable diestro Lázaro Blanco a la cabeza, y el hermetismo de los refuerzos Miguel Lahera (dos éxitos y un salvamento, no permitió limpias), y Noelvis Entenza, además de un César García crecido en el tenso acto del adiós, el staff de la provincia oriental redujo las opciones de la batería de los Tigres, y justo ahí hallaron otra arma de victoria.

Del lado opuesto pondré un ejemplo ilustrativo. Los serpentineros avileños otorgaron ocho bases por bola en el partido crucial. De forma general sus comandos no estuvieron muy acertados durante la serie definitoria y pagaron caro el descontrol, tal y como le sucedió al diestro José ángel García, considerado el mejor cerrador de Cuba, pero que ante la urgencia de victoria avileña, fue llamado a la colina de los martirios antes de tiempo y con más de 80 envíos hacia el plato sus envíos perdieron la ruta de strike. Entonces el mal no se hizo esperar.

Ambos elencos cometieron dos errores en defensa, pero los de Ciego devinieron costosos, en momentos donde la presión le adicionó un “extraño” a la Mizuno y no se lo podían permitir. De hecho, en ese partido del adiós victorioso, los Alazanes demostraron su eficiencia en toda la postemporada, pues pisaron dos veces el home sin conectar jit.

Hemos hablado de aciertos y desaciertos durante los cuatro partidos finalistas de ambos elencos y mencionaré otro digno de destaque por parte del mentor Carlos Martí: su precisión medular a la hora de seleccionar sus refuerzos y lo bien que estos encajaron en la dinámica de equipo granmense. Cubrió necesidades y le brindó seguridad a su staff con Frank Camilo Morejón en la receptoría. Reforzó su línea central tanto al bate como a la defensa con la entrada de Yordan Manduley, Paumier, y Denis Laza, además de conferirle solidez insospechada a su staff de pitcheo con las adquisiciones de Lahera y Entenza.

Demostró que casi cuatro décadas de experiencia al frente de diferentes armadas no han sido en vano. Dirigió con sobriedad, ecuanimidad y tino a cada una de sus piezas. Más que merecido el cetro de la 56 Serie Nacional y confiemos en que puedan tener un desempeño loable en la Serie del Caribe que se avecina, para la cual, seguramente incrementará su poder de fuego con refuerzos. Baste recordar que a la versión precedente de la composición de 28 peloteros de Ciego de Ávila, solo 13 pertenecían realmente a esa novena, cuestión que en lo personal tampoco comparto.

Cierro con una cuestión que realmente se ha agudizado en los últimos años: la desigualdad y cuestionable quehacer de nuestros cuerpos arbitrales, especialmente aquellos que imparten justicia detrás del plato. La zona de Luis Felipe Casañas se me asemejó por momentos a un fragmento del filme Minority Report en el que Tom Cruise, aleatoriamente ordenaba pasajes, sucesos de su memoria en una pantalla mnemónica. Su caso no es el único. Si nuestro béisbol, quiere elevar su techo, algo de lo que está urgido, los imparciales también deben desarrollarse, unificar criterios alrededor de las famosas 17 pulgadas y ganar en precisión en sus decisiones.

Estos, señores amantes de nuestra pasión, son algunos apuntes. La pelota cubana aún respira. Granma y su afición lo demostraron, la postemporada cautivó y solo me resta felicitar a los alazanes en su galopar victorioso. ¡Que gocen su merecida semana de festividades!

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