EEUU: De la mano de Trump, reaparece Kissinger

EEUU: De la mano de Trump, reaparece Kissinger
Fecha de publicación: 
7 Diciembre 2016
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    El otrora poderoso secretario de estado, de pronto se transformó en consultor del magnate, luego de la polémica con China por su llamado telefónico a la "rebelde" Taiwán.

    Por otro lado, el nuevo mandatario no resistió la tentación de Twitter para provocar una nueva polémica, en su cruzada anti-gastos.

    "Boeing está construyendo un nuevo 747 Air Force One para los futuros presidentes (de Estados Unidos, ndr), pero los costos están fuera de control, más de 4 mil millones de dólares.

    Cancelen el pedido!", escribió el magnate. "Los costos son ridículos", explicó más tarde en rueda de prensa en la Trump Tower. "Queremos que Boeing haga un montón de dinero, pero no así tanto".

    El portavoz de Trump, Jason Miller, señaló que el magnate se libró en junio pasado de las acciones que tenía en la compañía aeroespacial norteamericana, lo que facilita tener menos potenciales conflictos de intereses.

    La Casa Blanca respondió a las cifras, sin brindar demasiados detalles. "Algunos de los números que fueron citados no parecen reflejar la naturaleza del acuerdo financiero entre Boeing y el Departamento de Defensa", dijo el portavoz Josh Earnest. También respondió Boeing, que precisó que por el momento tiene solo un contrato de 170 millones de dólares para determinar la capacidad del nuevo aparato presidencial.

    "No vemos la hora de trabajar con la aviación militar estadounidense sobre las fases sucesivas del programa para poder entregar el mejor avión para el presidente al mejor precio para el contribuyente norteamericano", aseguró el portavoz Todd Blecher. El gobierno negoció con Boeing la construcción de dos o más Air Force One que entrarán en servicio alrededor de 2024. Los costos previstos por el presupuesto para los años fiscales desde el 2015 al 2021 son de 2.870 millones de dólares.

    Pero más allá de las cifras, parece inevitable la colisión entre las ambiciones económicas de la compañía aeronáutica y la batalla para reducir costos de parte del nuevo gobierno que asumirá el 20 de enero próximo, con un Trump que prefiere volar en su propio jet y que ya anunció que renunciará a su sueldo.

    La nueva polémica no apagó la que fue encendida hace varios días por la conversación telefónica entre Trump y la presidente de Taiwán Tsai Ing-wen, que generó la protesta oficial de Pekín.

    Se trata de un gesto que violó la política norteamericana en vigencia desde 1979 de reconocer una sola China. Y solo el primer ejemplo de cómo podría cambiar la politica exterior norteamericana hacia muchos países, desde Japón hasta Corea del Sur, desde Siria hasta Israel, desde Irán ha Rusia, pasando por la OTAN.

    Mientras trata de encontrar a su secretario de Estado, Trump buscó los consejos de Kissinger, que volvió a ponerse el traje de gran mediador. El ex numero uno de la diplomacia norteamericana durante los gobiernos de Richard Nixon y Gerald Ford, acaba de retornar de Pekín, donde el viernes pasado se reunió con el presidente chino Xi Jinping, precisamente en momentos en que estallaba la polémica por el llamado telefónico con la presidente taiwanesa.

    La Casa Blanca se contactó con la dirigencia china para reparar y advertir sobre los riesgos de mirar los progresos realizados por Estados Unidos con China si recrudece la cuestión de la soberanía de Taiwán.

    "Solo una gentileza", intentó redimensionar Mike Pence, el vice de Trump. "Tanto ruido por nada", dijo por su parte el líder de la Cámara de Representantes, Paul Ryan.

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