CRÍTICA DE CINE: Harry Potter y el príncipe mestizo

CRÍTICA DE CINE: Harry Potter y el príncipe mestizo
Fecha de publicación: 
28 Octubre 2016
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Lo han intentado matar mortíferos… ha luchado contra serpientes, lo han golpeado, torturado… le han roto los huesos, hechizado, herido y engañado… eso sin contar con el siempre latente hecho de que sus padres murieron cuando él era apenas un bebé. ¡Cualquiera diría que tiene mala suerte!

El argumento de Harry Potter y el príncipe mestizo comienza así: Harry es interceptado -de la nada- por Dumbledore, quien le pide que lo acompañe a un sitio. No le dice a dónde ni para qué. Solo luego, cuando ya han llegado al lugar a donde Dumbledore quería llevarlo, este se asombra de que Harry no le hubiera preguntado por su destino. Harry hace entonces un refrescante comentario que es a la vez queja y humor negro: “A estas alturas profesor, después de todos estos años, me dejo llevar”.

De ahí en adelante, la película entraña lo de siempre: peligros latentes que avasallan a Potter en todo momento… y maldiciones horribles, que caen sobre el trío de Emma Watson, Rupert Grint y Daniel Radcliffe sin apenas un zoom in o una disolvencia… y que mantienen a los muchachos viviendo las aventuras más osadas… y al espectador viendo cómo las viven entre cortes directos que promueven el desconcierto y el exabrupto.

J. K. Rowling ha afirmado que Harry Potter y el príncipe mestizo es el libro que más le gustó escribir. Al parecer ya se sentía lo bastante segura de sí misma –algo tenía que ver con que el mundo entero conocía ya su nombre y esperaba ansioso una nueva entrega de Harry Potter- como para escribir de una buena vez el libro que sentía quería hacer... sin escuchar consejos ni advertencias de marketing o de buenas costumbres.

Quizás es por eso que la sexta parte de Harry Potter comienza con una serie de fuertes denuncias sociales. De hecho, estas manifestaciones se vuelven muy comunes en la literatura de Rowling. Incluso se hacen, a medida que avanza la saga, más intensas y evidentes.

A partir de esta cinta y cada vez más en cada entrega, el mundo que rodea a Harry Potter presenta a los seres humanos justo como a menudo son: plagados de miedos, preocupaciones y de egoístas intereses.

Lo más incómodo de esta sexta parte –también pasaba en las cintas anteriores, sobre todo en La Orden del Fénix- es cómo asumen sus realizadores que todos los espectadores de la película han leído la novela de Rowling. Eso hace que se dejen muchos detalles sin explicar, como por ejemplo, el nombre de esta entrega. Porque se aclara casi al final de la cinta que el profesor Snape, interpretado por un siempre genial Alan Rickman, era el príncipe mestizo al que hace referencia el título, pero ¿por qué no se explica por qué se le llamaba así y qué importancia tiene esto para Harry Potter en esta parte? Por si fuera poco, la música de Nicholas Hopper repite casi toda la partitura de la entrega anterior (algo que no hizo John Williams).  

Hay que decir que no obstante a esto, Harry Potter y el príncipe mestizo ha sido un entretenimiento con amplios dividendos de taquilla. En definitiva, son muy pocos los que puedan ir al cine a ver Harry Potter sin saber quién es este joven mago. Además, a la altura de la sexta entrega está más que probado que el interés de David Yates, quien vuelve a ser una vez más el director del elenco de Potter, es puramente comercial.

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