Yurisandi Hernández: Gladiador olímpico pinareño de ambiciones

Consciente de que aún le resta mucho camino por andar en los colchones, la perspectiva al también pinareño Yurisandi Hernández (75 kg del estilo greco) le ha cambiado sobremanera, máxime luego de conquistar su pasaporte a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en el preolímpico de Frisco, Texas, Estados Unidos, justa en la cual les pasó un rodillo de tackles y desbalances a sus contrarios, pues en cuatro actos mantuvo inmaculado el casillero de puntos en contra y recetó 23 unidades, además de pegar con rutilancia al mexicano Juan ángel Escobar en la segunda pelea.

Llegar al Cerro Pelado y compartir un entrenamiento siempre resulta interesante. En mi última visita Yurisandi tenía una venda en su codo derecho, pero aún así ejecutaba movimientos técnicos, como parte de la secuencia de trabajo individual orientada por Raúl Trujillo y el resto del colectivo técnico.

Con el sudor corriendo por su anatomía y aprovechando un impasse de cinco minutos antes de las sesiones de trabajo en la posición de cuatro puntos, entablamos nuestra plática:

“En el clasificatorio me fue bastante bien. No tuve la experiencia previa del panamericano por una ligera lesión que tuve, pero para constituir mi primera competencia internacional de nivel se logró el objetivo de manera convincente”.

¿Enfocado en tu preparación?

“La preparación se ha redirigido en función de ampliar y ganar en efectividad con el repertorio técnico, pulir el trabajo en cuatro puntos, tanto en defensa como en ataque, aún cuando como característica suelo ser mejor abajo. Específicamente hacemos hincapié con la postura de los brazos y las caderas, además de perfeccionar el desbalance a la ofensiva y el halón, que constituye mi principal arma. El profe Azcuy me ha ayudado mucho en ese sentido”.

¿Por qué la lucha?

“Desde los siete años la practico, ha sido mi vida, el único deporte que he practicado. Inicié en la greco, bajo la tutela de Liván Cabrera y Pedro Méndez. Con ellos transité por la categoría escolar hasta que entré en la ESPA nacional con 16 años en el 2007. Estuve un año fuera en la temporada 2012 y luego me reincorporé a la preselección en el 2013.

¿Sparrings de mayor beneficio en los entrenamientos?

“Todos me aportan bastante, pues cada uno tiene sus características específicas. A tono con mi forma de entrenar lo que más me gusta trabajar es la resistencia. Correr bastante para tener las piernas como base bien fuertes. En mi división, sumamente complicada, eso lo veo esencial, para complementar la preparación y el trabajo de pie”.

Te veo entrenando por encima del peso, elemento igualmente positivo…

“Actualmente entreno sobre 80-81 kg, otra señal de que el trabajo marcha bien. Aumento los niveles de fuerza y luego no los pierdo pues no tengo que bajar tanto. Sencillamente intento seguir las orientaciones del profesor  Raúl Trujillo.

¿Físicamente óptimo?

“Tengo una ligera molestia en el codo, una distensión del ligamento que se me hizo en el preolímpico. Estuve unos días de reposo, pero ya he mejorado mucho. Se espera que para la semana próxima ya esté completamente listo y pueda enfrentar los futuros compromisos competitivos de mayo en Brasil, Azerbaiyán, España y Alemania al 100 %, además del Internacional Granma-Cerro Pelado (8-14 de junio).

¿Rivales de consideración?

“Muchos, nunca me confío al entrar al colchón. Sucede que hasta este minuto solo he podido medirme ante mis homólogos de América. De ellos, el estadounidense Andy Bisek (doble medallista de bronce universal e igualmente clasificado a Río), es el más fuerte. Me derrotó en el Granma-Cerro Pelado 7-2, y luego en el tope de Nueva York me venció 2-1.

¿Ídolos?

“Unos cuantos. A diario acá entreno junto a Mijaín López, y el otro, por haber sido imbatible en mi categoría de peso es Filiberto Azcuy. Me ha enseñado bastante. En Frisco estuvo trabajando bastante conmigo, me ha enseñado cosas desde la esquina junto a Trujillo.

Yurisandi enfrentará el mayor reto de su vida con 25 abriles. Río y la Arena Carioca II de la zona de Barra aguardan. No podemos esperar una medalla de él en una división tan cruenta como los 75 kg, pero al menos destila enfoque y ambiciones. El colchón se encargará de decir hasta qué punto está apto para tacklear el olimpismo.