Miami Beach: «Chistosos» mensajes raciales

Ahora golpea directamente a su policía, debido a las atrocidades cometidas por una parte de sus hombres.

Tan espinosas, que el Nuevo Herald dedicó su editorial de este lunes a valorar la situación.

Bajo el rótulo «Atrapados en Miami Beach», desaprobó los correos electrónicos racistas, pornográficos y sexistas que hicieron llegar a uniformados.

Esta crisis empujó a una conferencia de prensa donde tomaron parte la fiscal estatal Katherine Fernández Rundle; su jefe de Policía, Dan Oates, y el alcalde de la zona playera, Philip Levine.

Desde ese último lugar, el periodista Walter Michot comentó que los autores de esos correos ofensivos tratan de presentarlos como «chistosos».

Se refería a dos oficiales policíacos de Miami Beach, el mayor Ángel Vásquez y el capitán Alex Carulo.

Sin embargo, puntualizó Michot, para sus habitantes el contenido de esos mensajes representa «una vergüenza».

Pero Fernández Rundle les restó importancia, al considerar que los insultos raciales y las fotos enviadas de mujeres desnudas eran solo obra de jóvenes inmaduros.

Antes, había sido precisamente ella quien reveló la existencia de tales ofensas.

El editorial del Herald incluyó una frase que obliga a meditar: «esa conducta puede ser peligrosa».

Sobre todo cuando esos mensajes destructivos —advierten observadores— solo significan para la comunidad negra la punta del iceberg que los erosiona.

Agregan que al existir en la calle policías racistas, abusan de su mando atropellando a las minorías.

Así lo demostró públicamente Jim DeFede, reportero del canal televisivo CBS 4, asociado al Nuevo Herald.

Este último valoró su trabajo como un «excelente y horrible relato de abuso policial».

¿En qué consistió? Una noche agentes de ese cuerpo represivo llevaron supuestamente de paseo al joven negro de 21 años Tannie Burke.

La verdadera intención era ejecutar una venganza, porque su padrastro les grabó un video no conveniente para sus bribonadas.
 
Fue cuando lo dejaron en la oscuridad a varias millas de su casa, en el sur de Dade.

Tannie Burke tuvo que invertir horas antes de regresar penosamente a su hogar… porque él es ciego.