MIRAR(NOS): Manipulación, en la cuerda floja la integridad moral

MIRAR(NOS): Manipulación, en la cuerda floja la integridad moral
Fecha de publicación: 
10 Abril 2015
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La mentira, el engaño y la manipulación rompen toda confianza
(Proverbio antiguo)

 

Con atraso he visto la película “La linterna roja”. Investigando un poco me he percatado que de haberla visto en el año de su creación, a mis escasos dos años, no hubiera atesorado elementos contundentes.

 

La cinta relata cómo transcurren los días en la casa Chen donde, de diferentes maneras, cuatro concubinas pugnan por el favoritismo de su señor. En una intensa lucha por gozar de privilegios esas mujeres caminan sobre la cuerda floja de la integridad moral.

 

Mirándola me he puesto a pensar en lo que manipulación es y lo que representa para cualquier persona involucrada en cualquier tipo de relación legitima.

 
En este punto debo aclarar que no fue únicamente ese filme, del inigualable realizador Zhang Yimou, el detonante para que escribiera sobre el supremo arte de manipular.

 

Se me ocurrió también a partir de una conversación que escuché mientras me dirigía al trabajo. No pongan mi nombre y seguido de dos puntos el adjetivo “chismosa”. En este punto siento decir que la gente no se mide para publicar sus intimidades en espacios públicos, tan libres nos creemos que vendemos cuestiones secretísimas en cualquier sitio.

 
A oídos de todos, una muchacha contaba a su compañera de viaje lo siguiente (a partir de aquí reproduzco tal cual lo escuché): “Yo si no estoy pa´eso. La juventud se paga querida, el día que jdkskdjksjdk deje de darme gustos tunturuntun y bye bye.”

 

No quedó claro que jdkskdjksjdk fuera la pareja oficial de aquella rubia repleta de brillo a las 12 del día, sin embargo al parecer si es alguien que goza de los favores de aquella joven y a cambio la remunera.

 

Apuesto a que en cualquier contexto yo hubiera escuchado un parlamento semejante. Carencias de muchas clases han dilapidado momentos de espiritualidad, aunque no digo que sea la norma.

 

Lamentándolo mucho no es el único caso. Muchísimas veces también dentro del matrimonio es usual el “negocio” de emociones, el intercambio autorizado por las partes contrayentes.

 

Ayuno sexual sufren quiénes se niegan, por diversas cuestiones, a complacer a su pareja. Cierto que a veces es preciso ceder señores, el otro también tiene necesidades y al cuerpo hay que darle lo que el cuerpo pide pero… ¿a cambio de qué?

 

A cambio de nada, no pueden existir change sentimentales. Debiera estar penado en la constitución que alguien ponga un requisito para entregarse a su otra mitad. No me circunscribo a quiénes lo hacen por trabajo que ya esa es harina de otro costal.

 
Hablo de manipular situaciones, extorsionar conversaciones y voltear la tortilla a nuestra conveniencia… para que se dore más por la parte que vamos a comer. La única ventaja de que debiera hablarse cuando de pasión se habla es justamente esa, la pasión implícita y recíproca entre dos seres humanos… con plenitud de facultades físicas y mentales para dar y recibir amor.

 

En el filme de Zhang Yimou, la envidia, la traición y una de sus variantes la mentira devienen protagonistas de la trama: tan meticulosamente elaborada que no da oportunidades al receptor para que avizore un final feliz.

 

Con otro collar el mismo perro nos muerde en el siglo XXI, tan acostumbrados estamos que ni nos percatamos de que a nuestro alrededor también se prostituyen caracteres, todas vez que se permutan formas de pensar y peor aún… de vivir.

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