MICRO-CRÓNICA: Lemebel se ha ido…
Pedro Lemebel se ha ido, nos ha dejado un montón de crónicas hermosas, sentidísimas crónicas, escritas como quién cuenta una historia a un amigo, sin grandes aspavientos, con una poesía limpia, con las palabras de todos los días armando imágenes luminosas, crónicas sobre las pequeñas cosas de la vida y de las grandes también y de los dolores y de las esperanzas, crónicas hermosas como aquella que leyó dedicada a su amiga Gladys Marín (los dos, Lemebel y Gladys iban a la ópera y se aburrían y se escapaban del teatro), como las que leyó aquella tarde en que Lemebel estuvo en Casa de las Américas, aquí en La Habana y presentó esa pequeña gran novela titulada Tengo miedo torero, en la que en algún momento hablaba de Cuba, un país que lo deslumbró, “es lo que imaginaba y mucho más de lo que me imaginaba, me han querido tanto que tengo que regresar”, y Lemebel se emocionó mucho en aquella Semana de Autor que le dedicaron y dijo que las crónicas le nacían, que no las forzaba porque le nacían como flores, y la gente aplaudió mucho y él aplaudió con la gente y dijo que se había enamorado de esta isla y en esta isla muchos nos enamoramos de sus ocurrencias, de sus letras, de su humildad, de su dignidad a prueba de golpes; allá en su Chile natal se ha muerto Pedro Lemebel, se ha muerto y nos ha dejado un montón de historias…
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