UNO, la nueva serie policiaca cubana

UNO, la nueva serie policiaca cubana
Fecha de publicación: 
30 Diciembre 2014
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UNO comenzó hace muy poco, pero las opiniones no se han hecho esperar. Una lectora nos escribe con sus opiniones: “Nunca en mi vida he visto esos despliegues policiales, con carros especiales y agentes con escudos protectores para atrapar a un delincuente. Y eso que vivo en un barrio malo. Se les fue la mano, más que La Habana aquello parece Nueva York”.

Vamos por pasos: es cierto que la serie que dirigen Roly Peña y Alberto Luberta apuesta decididamente por un efectismo poco habitual en los policiacos cubanos; muy probablemente las acciones policiales de la ficción sean mucho más enfáticas y espectaculares que las de la cotidianidad… pero nadie ha dicho que un dramatizado de televisión tenga que ser un testimonio exacto de eso que llamamos realidad.

¿De verdad creyeron que los departamentos policiales de Nueva York son iguales que los de CSI o Ley y el Orden? La ficción tiene sus códigos y también sus herramientas. La suspensión de la realidad, obviamente, no es un defecto.
Los martes, jueves y sábados, por Cubavisión, los televidentes tienen a su disposición una propuesta que dinamiza la manera de hacer policiacos en el país. Hay más peripecia, hay más suspenso, hay más espectacularidad.

El debate de la verosimilitud de las situaciones no puede ser enfocado en la veracidad absoluta. De hecho, en ningún momento ponen el cartelito de “Basado en hechos reales”; ni siquiera existe la institución que da nombre a la serie. Las situaciones son verosímiles porque son coherentes con los presupuestos de la serie.

Es Cuba, claro, pero hasta cierto punto una Cuba recreada. Y eso es algo perfectamente legítimo.

Hace algún tiempo reconocimos en este sitio la voluntad de humanizar a los policías, que se ha hecho visible en Tras la huella. Ya no son robots sin sentimientos y sin márgenes para la equivocación.  Pero en UNO esa pretensión se ha consolidado, para bien.

Los investigadores no solo son hombres y mujeres con virtudes y defectos, sino que además tienen conflictos laborales y familiares. Resultan a todas luces más creíbles. Los mismos delincuentes, incluso los peores, están matizados.

Los actores están a la altura de personajes mejor construidos: asombra el nivel de organicidad de la mayoría, la comodidad con que defienden las peripecias. Los interrogatorios, por ejemplo, resultan más interesantes por el dinamismo y el color del diálogo.

Quizás a algunos televidentes les resulten exagerados los operativos —y puede que en ocasiones sean de verdad exagerados—, quizás choque lo explícito de algunas situaciones, pero convengamos en que hace falta sangre, violencia y corrupción para que un policiaco mantenga el interés.

UNO cuenta además con una fotografía y una edición que van un poco más allá de lo puramente funcional, erigiéndose en valores significantes.

Todavía es temprano para valoraciones definitivas. Esperemos que la serie transcurra. Al menos es una alternativa para Tras la huella, la propuesta de los domingos. De hecho, llama la atención el hecho de que se transmitan juntas en la parrilla. Teniendo en cuenta la escasa producción de dramatizados policiacos en Cuba, era de esperar que una serie alternara con la otra.

¿Será que está garantizada la continuidad del policiaco cubano?

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