Coral de honor para Benicio del Toro

Coral de honor para Benicio del Toro
Fecha de publicación: 
7 Diciembre 2014
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Nacido en Santurce, el 19 de febrero de 1967 con el nombre Benicio Monserrate Rafael Del Toro Sánchez, se crió en su país natal y más tarde se trasladó a Pensylvania, donde comenzó su carrera artística en el teatro, mientras completaba estudios superiores en la Universidad de California en San Diego. Una de las numerosas producciones estudiantiles en que participó le posibilitó actuar en un festival en el Teatro Lafayette de Nueva York. Decidió permanecer en esa ciudad, y estudió en el Square Acting School. Por su talento y dedicación mereció una beca para matricular por un año en el Conservatorio de Stella Adler, luego del cual regresó a California. En la costa oeste ingresó en el Actor´s Circle Theater y poco después obtuvo papeles de invitado en series televisivas como Miami Vice y Tales from the Crypt.

Personificó al magnate de drogas Caro Quintero en la miniserie Drug Wars: The Camarena Story, de la cadena NBC. Pero su primer papel en el cine fue el de Duke en Big Top Pee-wee (1988), de Randal Kleiser, al que siguió el del más joven villano de serie de James Bond en License to Kill (1989), de John Glen, con quien volvió a trabajar en Christopher Columbus: The Discovery (1992). Era el punto de partida de una nutrida filmografía en la que ha sido dirigido, entre muchos otros, por: Peter Weir (Fearless ), Bigas Luna (Huevos de oro), Abel Ferrara (The Funeral), Sean Penn (The Indian Runner , The Pledge), William Friedkin (The Hunted ), Tony Scott (The Fan), Robert Rodríguez (Sin City) y Guy Ritchie (Snatch).

Por su exigencia en la elección de personajes y su entrega a ellos Benicio del Toro es comparado con frecuencia con Marlon Brando y Robert de Niro; para citar un ejemplo, engordó 40 libras con el fin asumir el papel que le concedió Terry Gilliam en Miedo y asco en Las Vegas (Fear and Loathing in Las Vegas, 1998). Debutó en la dirección y la producción con el cortometraje Submission (1995), sobre un negocio de drogas en el cuarto de un hotel, muy bien valorado por la crítica en los festivales de Venecia y Puerto Rico. Recibió el premio Independent Spirit al mejor actor secundario en su papel de Benny Dalmau en Basquiat (1996), de Julian Schnabel, y su actuación de Fenster en Sospechosos habituales (The Usual Suspects), de Bryan Singer, el año siguiente.

El San Juan Cinemafest le otorgó en 1998 el premio “Raúl Juliá” por su contribución a la industria cinematográfica puertorriqueña. Recibió el Oscar al Mejor Actor Secundario en el año 2001 por su interpretación del personaje de Javier Rodríguez en Traffic, de Steven Soderbergh, labor que le proporcionó con anterioridad el Globo de Oro y los galardones del New York Film Critics Circle, el San Diego Film Critic; Las Vegas Film Critic Society y Online Film Critic Society. Del Toro fue acreedor a una segunda nominación al Oscar y una para el premio BAFTA por su caracterización de Jack Jordan en 21 gramos (2003), de Alejandro González Iñárritu, por la que le entregaron el premio de la audiencia en el Festival de Venecia. Un año antes, el Festival Sundance lo laureó con el premio “Piper Heidsieck” por su espíritu independiente dentro de la industria cinematográfica.

Tras un frustrado proyecto con Terrence Malick sobre Ernesto Guevara, Del Toro terminó por encarnar al combatiente argentino en el díptico conformado por Che: el argentino y Che: Guerrilla (2007), de Steven Soderbergh, que también produjo y finalmente le consagró en el Festival de Cannes, donde mereció el premio al mejor actor. Antes asumió la producción ejecutiva de la coproducción Puerto Rico-Estados Unidos: Maldeamores (2007), dirigida por Carlos Ruiz.

Otra posibilidad para que Benicio del Toro volviera a situarse detrás de las cámaras fue Siete días en La Habana (2012), coproducción hispano-francesa rodada en la capital cubana sobre guiones coordinados por el escritor Leonardo Padura (autor de tres de ellos). Le correspondió el primero de los cortos «El yuma», relato de las peripecias de un turista norteamericano (Josh Hutcherson), huésped del Hotel Nacional que va a parar a un show de travestis en la madrugada, luego que un taxista (Vladimir Cruz) le mostrara otra Habana a lo largo de un lunes. Filmar en Cuba fue para Benicio « un sueño hecho realidad», según declaró entonces en una conferencia de prensa, tras ser anunciado finalmente como el séptimo realizador del proyecto.

Acerca de su profesión, declaró al recibir en la pasada edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián el Premio Donostia por toda su trayectoria de manos del actor Jorge Perugorría: «A mí lo que de verdad me interesa de este trabajo es el grupo con el que me relaciono. Lo primero, por supuesto, la historia, el cuento que hay que narrar y luego el director y mis compañeros de reparto. El atreverse a pararse delante de una cámara y contar un cuento es muy complicado. En el cine lo mejor es tener piel de cocodrilo».

En relación con el personaje del controvertido capo del cartel de Medellín en Escobar: paraíso perdido, cinta francesa dirigida por el italiano Andrea Di Stefano, expresó: «Parto de la base de que todo lo que se hace en una película es ficción. Para unos pocos, Escobar fue una especie de Robin Hood, pero para la mayoría del mundo fue un monstruo». El actor, quien trabajó en A perfect day, la más reciente película de Fernando León de Aranoa, añadió: «Solo con la ficción se puede contar tanto horror. A veces para saber cuál es la causa real de tal monstruosidad tiene uno que pararse a estudiar la historia de ese país e investigar bien lo que lo ha provocado». Escobar: paraíso perdido figura entre las Presentaciones Especiales programadas por el 36. Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano que confiere un Coral de Honor a este importantísimo intérprete puertorriqueño.

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