¡A bailar en la casa del trompo!

¡A bailar en la casa del trompo!
Fecha de publicación: 
28 Octubre 2014
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Todo comienza este martes, a partir de ahora los centenares de balletómanos que viven en esta ciudad no tendrán tregua. El XXIV Festival Internacional de Ballet de La Habana, el más importante de su tipo en América Latina, abre sus cortinas esta noche en el teatro Karl Marx.

Para la apertura se ha escogido un ballet ya muchas veces visto por estos lares: Shakespeare y sus máscaras, la coreografía de Alicia Alonso a partir del celebérrimo Romeo y Julieta de William Shakespeare.

No es un mal ballet, es uno de los más logrados de la larga lista de creaciones de Alicia Alonso, sin contar sus versiones de los grandes clásicos decimonónicos.

Pero elegirlo para la noche inaugural tiene un significado especial: el Festival de Ballet de La Habana rinde homenaje a William Shakespeare justo en el año en que se celebra el aniversario 450 de su nacimiento.

El encuentro quiere remarcar los grandes aportes del dramaturgo inglés al legado del ballet universal. Unos aportes, claro, indirectos, porque hasta donde se sabe, Shakespeare no fue un bailarín de renombre y mucho menos un coreógrafo.

 

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Pero lo cierto es que sus historias han sido versionadas hasta la saciedad, por una legión de coreógrafos desde que el ballet es ballet, o sea desde hace poco más de tres siglos.

En el repertorio activo del Ballet Nacional de Cuba, para no ir tan lejos, hay varios ejemplos, la mayoría de los cuales serán escenificados en esta convocatoria.

Nada en contra del homenaje a Shakespeare, bien merecido se lo tiene. Pero llama mucho la atención el hecho de que los organizadores lo pusieran por encima de otro aniversario cerrado: el centenario de Fernando Alonso, padre indiscutible del ballet en Cuba.

O sea, el arte del ballet en esta isla le debe mucho, pero mucho más a Fernando Alonso que a William Shakespeare. Este mismo festival, por ejemplo, fue una de sus obras.

Junto a Alicia Alonso —que fuera su esposa— y Alberto Alonso —uno de nuestros grandes coreógrafos, su hermano—, Fernando Alonso fundó el Ballet Nacional de Cuba, la compañía anfitriona de esta cita.

 

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Fernando fue también el principal artífice de la metodología de la escuela cubana de ballet, mundialmente reconocida, base del desarrollo de ese arte en Cuba.

Y fue maestro y formador de generaciones completas de bailarines, incluidos aquellos que asombraron al mundo en los primeros años de los sesenta: el milagro cubano del ballet.

El Festival, a todas luces, debió haber estado dedicado a su memoria.

Al menos, los organizadores han organizado una serie de clases magistrales, impartidas por destacadas figuras de la danza internacional, bajo el título: Jornadas Fernando Alonso in Memoriam.

La sede será la Escuela Nacional de Ballet, que tanto le debe al gran maestro cubano. Y entre los profesores hay nombres esenciales del ballet mundial: Julio Bocca, Eric Vu An, Cyril Atanassoff, Xiomara Reyes, José Manuel Carreño… y dos de los más reconocidos alumnos de Fernando: los primeros bailarines cubanos Marta García y Orlando Salgado.

De cualquier forma, los homenajes no son el plato fuerte de estos festivales. Lo principal, obviamente, son las presentaciones. Y como en cada convocatoria, este año vienen a La Habana algunos de los mejores bailarines del mundo.

La lista es larga: la ya mencionada Xiomara Reyes y Paloma Herrera, primeras figuras del American Ballet Theatre que vienen a despedirse del público cubano pues se retirarán de los escenarios en la próxima temporada; Alicia Amatriain, del Ballet de Stuttgart; Joaquín de Luz, del New York City Ballet; la estrella internacional Iván Putrov; los cubanos Yolanda Correa y Joel Carreño, estrellas del Ballet Nacional de Noruega… y muchos más, hasta completar una lista de bailarines de casi una treintena de países.

 

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Se suman, naturalmente, al elenco del Ballet Nacional de Cuba. Y este año, para satisfacción de muchos aficionados, volverán a compartir escenario con los bailarines cubanos en las representaciones de los grandes clásicos.

La primera bailarina Viengsay Valdés, por ejemplo, bailará El lago de los cisnes con el ucraniano Iván Putrov, y en la representación de La magia de la danza —espectáculo que reúne varios fragmentos de clásicos coreografiados por Alicia Alonso— algunas de las estrellas extranjeras compartirán pas de deux con las primeras figuras cubanas.

Entre las compañías extranjeras se presentarán en La Habana algunas  importantes agrupaciones radicadas en los Estados Unidos y Europa. Es el caso de Pontus Lidberg Dance, compañía norteamericana integrada por bailarines de clase mundial y que toma el nombre de su director, el bailarín y coreógrafo sueco Pontus Lidberg.

Como parte de ese elenco, a la capital cubana vendrán los primeros bailarines internacionales Nadja Sellrup, Kaitlyn Gilliland, Jens Rosen, Christopher Adams, Gabrielle Lamb, Carolyn Wong, Adrian Danchig-Waring y Georgina Pazcoguin.

El programa —que se presentará el jueves 30 y el viernes 31 de octubre en la sala Covarrubias— propone obras coreografiadas por Lidberg, nunca interpretadas en Cuba. Se incluye también un estreno mundial: This was written on water, también del creador sueco.

Otra compañía invitada es el Ballet Hispánico de Nueva York, fundado por la bailarina y coreógrafa venezolano-estadounidense Tina Ramírez y dirigido en la actualidad por Eduardo Vilaro.

Según una nota de los organizadores del Festival, la agrupación se ha dedicado a la exploración y preservación de la cultura latina por medio de la danza, y lo ha hecho teniendo en cuenta la dinámica de la diáspora hispánica.

Durante la cita habanera el Ballet Hispánico de Nueva York actuará en el Teatro Mella, el sábado 1º y el domingo 2 de noviembre, con un programa combinado que incluye los ballets Asuka, de Eduardo Vilaro; y Sortijas, de Cayetano Soto.

Completan la propuesta artística las obras: Sombrerísimo, de Annabelle López; y El beso, de Gustavo Ramírez Sansano.

Desde Suiza llegará la compañía Linga, fundada en 1992, cuando se unieron Katarzyna Gdaniec, bailarina principal del Bejárt Ballet de Lausanne, y Marco Cantalupo, coreógrafo y también bailarín de esa agrupación.

Los dos artistas se han dedicado a una búsqueda coreográfica que se expresa mediante un baile físico, sensual y poderoso, pero siempre concebido como un interrogatorio a los cuerpos.

La compañía ofrecerá funciones en la sala Covarrubias del Teatro Nacional, el domingo 2 de noviembre.

 

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Los organizadores han invitado a tres compañías nacionales: el Ballet de Camagüey, el Ballet Laura Alonso y la compañía de Irene Rodríguez.

Los tres teatros que ofrecerán funciones todavía están vendiendo localidades. A diferencia de años anteriores, no es tan difícil encontrar entradas, quizás el precio haya influido: 20 pesos por asiento.

Pero los organizadores auguran que, de todos modos, los teatros estarán llenos.

Y los que no se animen a asistir a las funciones, o los que vivan fuera de La Habana, tendrán la opción de disfrutar de algunas de las propuestas por el Canal Educativo. El Festival Internacional de Ballet, digan lo que digan, sigue siendo una fiesta muy popular.

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