Mundial de Baloncesto (f): Cuba, lugar 11 y experiencias en feudo ajeno

Mundial de Baloncesto (f): Cuba, lugar 11 y experiencias en feudo ajeno
Fecha de publicación: 
5 Octubre 2014
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Cuba llega igualada a 69 puntos a los cinco minutos finales del cuarto decisivo. Justo ahí se tornó incierto el camino, se les cerró a Oyanaisys Gelis, Yamara Amargo, Marlén Cepeda y compañía la puerta del canasto, desde el banco no llegó el oxígeno deseado y las brechas se tradujeron en derrotas.

 

Esa, fue la realidad evidenciada en el rendimiento de las discípulas de Alberto Zabala en su cruzada mundialista por suelo turco, al menos en las batallas ante Bielorrusia y Serbia, actos que nos privaron de un posible escaño superior al decimoprimero, calco de Brasil 2006, su última comparecencia en estos certámenes.

 

Ciertamente las nuestras materializaron su reinserción al máximo nivel universal, pero aún distan de la calidad del sexteto vanguardista de la justa: Estados Unidos, España, Australia, Turquía, la sorprendente Canadá, y China; de ahí que sacar experiencias y trabajar sobre las deficiencias que aún se poseen constituyan la prioridad desde el mismo silbatazo final de su choque conclusivo frente a las balcánicas.   

 

A propósito de las estadounidenses, su victoria holgada de 77-64 sobre su similar de España — con parte de las jugadoras de cambio en la duela desde el tercer cuarto— les posibilitó retener su título y alzarse con su novena corona en 17 versiones mundialistas. Además extendieron a 31 sonrisas su racha invicta entre Juegos Olímpicos y citas del orbe, esta vez comandadas por la alero Maya Moore (18 puntos, cuatro rebotes y dos asistencias), quien además fue reconocida como la jugadora más valiosa del certamen, avalada por un rendimiento global de 92 unidades, 36 rebotes y 21 pases de canasta en un promedio de 24.3 minutos por partido sobre la cancha.

 

Yamara Amargo encesta

 

Con una plantilla profunda, jugadoras curtidas en la WNBA (Women Nacional Basket Asociation) por sus siglas en inglés, competición que deviene en la meca del deporte ráfaga a nivel de clubes, las norteñas transitaron por los seis desafíos enfrentados sin exigencia suprema, oxigenando a sus huestes, con un equilibrio entre titulares y suplentes que les permitió controlar a placer a sus oponentes.

 

Colectivamente promediaron para el 56.3% (de 343-193) en tiros de dos puntos, 43.1% (de 65-28) más allá del perímetro, 71.6% (de 116-83) en libres, 305 rebotes, incluidos 89 ofensivos, 134 asistencias, 95 pérdidas, 101 faltas personales, 35 robos de balón y 21 bloqueos, además de una media de 92.2 tantos por acto, inalcanzables para ningún otro quinteto.

 

OJO CRÍTICO A LA LEGIÓN DE CASA

 

Si me preguntaran sobre los argumentos exhibidos por las baloncestistas cubanas en suelo turco no dudaría en catalogarlo de aceptable. Salvo en su choque frente a Australia —dada la abismal diferencia de calidad entre uno y otro elenco— las huestes de Zabala y Eduardo Moya tuvieron en la estabilidad su palabra de orden. Incluso en sus deslices a manos de bielorrusas y serbias gozaron de ventaja en el marcador, hasta que las abandonó, hacia el epílogo siempre la determinación, efectividad, flema y oficio para inclinar la balanza a su favor.

 

En esos compases finales la química faltó, el cerebro de Gelis tomó decisiones difusas, Amargo (fue la mejor individualmente con 64 cartones, una decena de capturas bajo las tablas y siete pases de anotación) no vistió toda su letalidad, las centros abandonaron su tierra prometida en la pintura. Precisamente otro indicador notorio adverso fueron los puntos en la zona de restricción (permitieron 156 y anotaron 108), viéndose aventajadas en sus cuatro desafíos, incluso, en el desenlace airoso a costa de Sudcorea.

 

Incidencia de peso, como comentábamos, devino el hecho de que las antillanas fueron las de más baja talla en su grupo, (1.79 metros), por lo que las centros Clenia Noblet (1.81) y Marlén Cepeda (1.85), y la alero de poder Arlety Povea (1.82) debieron explotar su velocidad en función de las penetraciones y sacrificar el juego en el poste bajo (de espaldas al aro).

 

A ello se sumó la carencia de esa flema para controlar los compases conclusivos de los choques entre las armadoras Oyanaisys Gelis, Isneidis Casanova y Arlenis Romero, elemento que se tradujo en pérdida de balones, superioridad en el tanteador esfumada y veredictos desfavorables.

 

Marlen Cepeda

 

Como consecuencia, en el costado defensivo de la cancha, se generaron faltas para frenar las embestidas rivales y desde la línea de los suspiros sufrieron las nuestras estocadas que a cuentagotas se encargaron de alejarles el néctar del triunfo. Ese que yace en el plano de la nostalgia, tras el bronce en Malasia 1990 y el cuarto puesto bajo los cinco aros en Barcelona 1992. Ese del cual espero, podrán volver a beber.

 

Cerramos con los porcentajes colectivos de nuestra armada, un medidor real de su comportamiento en comparación con los rubros de las reinas norteñas: encestaron para el 40.4 % en tiros de dos (de 208-84), por debajo de la media aceptable, fijada próxima al 50%. Tuvieron aceptables cifras en triples, de 63-21 para el 33.3% y libres, de 61-47 (77%). Capturaron 151 rebotes, de ellos 59 ofensivos; entregaron 62 asistencias, cometieron 48 pérdidas y 82 faltas personales, además de 27 robos y ocho bloqueos.

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