DE LA TELEVISIÓN: Concursar, de acuerdo, pero…

DE LA TELEVISIÓN: Concursar, de acuerdo, pero…
Fecha de publicación: 
26 Agosto 2014
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El Canal Educativo está presentando un programa que muchos televidentes demandaban hace tiempo… pero su concreción deja mucho que desear.


A algunos nos les parecerá legítimo que la Televisión Cubana "copie" formatos de la televisión extranjera, programas que reproducen fórmulas engañosas de alcanzar el éxito. Abundan en las parrillas: concursos de canto, de belleza, de baile, de disímiles habilidades.


Lo cierto es que buena parte de los programas competitivos, de "nuevos talentos", terminan por hacer un elogio desmedido de la frivolidad, más que resaltar valores. Es que están sustentados por un armazón mercantil que procura audiencia a toda costa.


Pero el problema principal no es el formato en sí, sino las implicaciones concretas de asumirlo.
O sea, la Televisión Cubana tiene el derecho de proponer espacios de competencia. Y de hecho, los ha propuesto todos estos años, con disímiles alcances y calidades. Recuerden los míticos Todo el mundo canta, o 9550. O ahora mismo, El selecto club de la neurona intranquila.


La gente los disfruta por una sencilla razón: el ser humano se emociona ante el espectáculo de la competencia, que digan lo que digan, es la esencia de la evolución.


Ahora bien, los programas mencionados no tienen mucho que ver con las nuevas generaciones de espacios que abundan en televisoras de todo el mundo, que han hecho de la pura competencia, más que de las habilidades en sí, el centro del espectáculo.


Y eso, claro, también es legítimo.


Nuestra televisión necesitaba un programa como RevelaciónTV. En este país hay un enorme talento en la música, y resulta perfectamente justificado que se quiera promover nuevas figuras.


La televisión es quizás la mejor plataforma de lanzamiento. Pensamos, eso sí, que el espacio del Canal Educativo asumió acríticamente algunas fórmulas y maneras de enfocar el concurso, habituales en la televisión "de afuera".


No es tan grave, teniendo en cuenta que el móvil no es básicamente mercantilista. Aunque hubiera sido mejor que apelaran a una cuota mayor de originalidad a la hora de plantear las reglas del juego.


El principal problema de RevelaciónTV es precisamente el único problema que no tienen esos programas que ha evocado: la falta de un sentido del espectáculo, la factura pobre (tengo ganas de decir "paupérrima"), el descuido en la realización.


No bastan las intenciones, hacían falta más recursos o mayores habilidades para aprovechar los recursos con que se contaba.


La competencia se desarrolla en un estudio pequeño, todo parece encajonado, falto de espacio. La escenografía es muy elemental, sin vuelo. Hay calor y se nota: el sudor corre por el rostro de los concursantes. La iluminación es deficiente, crea sombras poco favorecedoras.


Los arreglos, la instrumentación de las canciones, más que sencillos resultan simples. Y en medio de ese panorama, el diseño de vestuario apuesta por un énfasis, por una rimbombancia que a todas luces parecen fuera de lugar.


No hablemos mucho del estilo de los conductores, suponemos que se ajuste a las demandas de la dirección. Sería bueno, eso sí, que se ciñeran a un guion de hierro, que no tiene que ir en contra de la espontaneidad y la frescura.


Eso también hay que aprenderlo de los programas que RevelaciónTV emula.


No nos oponemos a estos espacios. Y está claro que los televidentes los prefieren. Pero RevelaciónTV necesitaba un proyecto más consolidado, más despliegue y pirotecnia, más originalidad y claridad en los presupuestos.


Hubiera sido el programa ideal, por ejemplo, para la noche de los sábados en Cubavisión, justo después del Noticiero Estelar. Llevamos ya demasiado tiempo repitiendo grises fórmulas a esa hora. Y la gente, está claro, necesita un buen espectáculo.

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