Atentos al polvo del Sahara

Atentos al polvo del Sahara
Fecha de publicación: 
8 Agosto 2013
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   Es el polvo del Sahara un colosal aerosol que surca anualmente el Atlántico a bordo de los alisios y descarga millones de toneladas de partículas de muy diversa índole en el área del Caribe, Golfo de México y sudeste de Estados Unidos.

  Hace pocos días volvió a ser noticia la llegada a la región de una nueva nube de polvo sahariano y muchos incrédulos todavía se sorprendieron. Es cierto, cuesta creer la transportación de tanta micromateria viva y mineral, a lo largo de miles de kilómetros, a puro golpe de viento.

   Las imágenes de los satélites han dado constancia  de la presencia inequívoca de la nube, en forma de una masa lechosa o una bruma que puede causar cierta opacidad en la recepción de la luz solar, además del incremento de la temperatura, entre otros efectos perceptibles.

   Sal, hierro y otros metales pesados, sílice, unos 130 tipos de bacterias y hongos, virus (menos estudiados), polen, pesticidas, y materias fecales, figuran entre los componentes de la carga puesta en circulación por las tormentas, no solo de arenas, registradas en los desiertos.

  Las que llegan a nuestra región se originan fundamentalmente en el Sahara y la franja semidesértica colindante del Sahel. Y hasta llegan flujos menores procedentes del desierto de Namibia, al sur de Africa, y de ecosistemas similares asiáticos, como el legendario Gobi.

  Científicos desestimaron que esta nueva oleada trajera daños severos a la salud. Recordaron sin embargo que en los últimos años el interés por el estudio integral de ese proceso crece a escala internacional y local.

  Porque si bien posiblemente esta “corriente” ocurre desde hace millones de años, la observación y el estudio ha permitido vislumbrar que en los últimos 30 años ha aumentado en 10 veces, la carga de partículas de las nubes de polvo del Sahara, que llegan al Caribe, Golfo de México y sudeste de EE.UU..

   Tal es la opinión del doctor en Ciencias Físicas Eugenio Mojena, investigador del Instituto de Meteorología de Cuba, entidad puntera en el estudio del impacto del fenómeno, que no solo influye en las variaciones del tiempo, el clima, la calidad del aire y en los ecosistemas marítimos y terrestres, sino incluso en la salud humana, de animales y plantas.

   En un estudio difundido en Internet, Mojena aseguró que una red internacional de satelites y la observación de superficie permite el trabajo de monitoreo del impacto.

   En los últimos años la disponibilidad de esas tecnologías ha dado una gran contribución a la observación y al estudio.

  Resaltó el carácter marcadamente estacional de la nube de polvo, cuyo viaje transcontinental suele comenzar a mediados de marzo, con la llegada de la primavera. En Cuba, la mayor intensidad se registra en los meses de junio y julio. A partir de agosto comienza su declive y son muy poco frecuentes los arribos en septiembre.

   El propio artículo científico de Mojena llama la atención sobre el ciclo cerrado establecido entre los procesos de sequía, en particular los originados en los años 70 en el norte de Africa, y el nacimiento de las tormentas y creación de nubes de polvo del Sahara-Sahel.

   La sequía propicia un mayor número de tormentas y por lo tanto, también una creciente creación de polvo a transportar cíclicamente por los alisios.

  La ciencia ha constatado, apunta el especialista, que las nubes de este polvo actúan a su vez como inhibidoras de los procesos de lluvia, al dificultar la creación de nubes de tormenta en las capas altas de la troposfera. Un verdadero círculo cerrado, en efecto.

   Los efectos en la salud, todavía están por escudriñar de una manera más profunda. Pero ya hay estudios internacionales que han establecidos vínculos con la presencia del aerosol y el incremento del asma, por ejemplo, en algunas islas del Caribe y Estados Unidos.

   Se considera que las partículas patógenas pudieran asociarse además a padecimientos no sólo respiratorios, sino gastrointestinales.

  En cuanto a los ecosistemas marinos, algunos expertos le atribuyen responsabilidad al fenómeno en el surgimiento de las llamadas mareas rojas y el blanqueamiento de los corales en el área antillana, temas todavía en discusión dentro de la comunidad científica internacional.

   Un tópico a no cerrar, merecedor de una mayor atención en tiempos en que cualquier antiguo o cíclico proceso natural puede dispararse y generar eventos extremos, por obra y gracia del cambio climático y en especial por el calentamiento global.

   Dicen los expertos que con la presencia del aerosol los amaneceres y crepúsculos pueden ser más bellos, porque la luz solar se refracta en hermosas tonalidades de un rojo brillante. Disfrútelos, pero siga atento a las noticias del polvo del Sahara.

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