Snowden: El héroe y los canallas

Ahí se refleja la línea informativa trazada por Washington para calmar el tremendo golpe que les propinan las revelaciones sobre su espionaje mundial reveladas por el joven exintegrante de la CIA.

Según el Herald, lo hecho por Edward Snowden podría traer «más costos que beneficios» al chavismo por conceder asilo político a quien el Norte persigue luego que desnudó un gigantesco programa de espionaje que no perdona ni a sus más cercanos aliados.

Al primero que citan telefónicamente desde Londres es a Diego Moya-Ocampos, relevante analista para las Américas del IHS Global Insight, el cual previno solemne: «Va a haber consecuencias».

También opinó que Nicolás Maduro «está asumiendo un riesgo muy alto, está desafiando a Estados Unidos. Yo creo que en este caso de Snowden, sin dudas los estadounidenses van a ser contundentes».

¿Se atrevió este distinguido analista a decir algo respecto al hecho de que Washington espíe hasta las comunicaciones de sus aliados sobre la Tierra? No, silencio.

Al líder opositor venezolano, Henrique Capriles Radonski, también le encomendaron hablar sobre el tema. Acusó el martes al presidente Maduro de no haber pensado en las consecuencias de su actuación en el caso Snowden.

«¿Qué pasaría si Estados Unidos decidiera no comprarnos más petróleo? La situación económica de Venezuela se haría aún más insostenible», apuntó en su programa semanal por Internet.

El Nuevo Herald lo secundó diciendo que esta situación estalla cuando Caracas y Washington daban pasos tentativos para tratar de mejorar sus relaciones, luego que el canciller Jaua se reunió con su homólogo estadounidense John Kerry.

Volvió a escudarse en su analista Moya-Ocampos al plantear que esos esfuerzos parecían encaminados a obtener  reconocimiento para el gobierno venezolano en el campo internacional, pese a acusaciones opositoras «de que hubo fraude».

Jugada muy clara. Por un lado, venden la imagen de una noble intención estadounidense, y por otro señala: «Pero ahora Maduro da un giro de 180 grados, que sería difícil de ignorar por Washington».

Así justifica cualquier tipo de reacción del Norte frente a la decisión soberana de Venezuela de conceder asilo a quien, por denunciar un monumental plan de espionaje norteamericano, es perseguido como una fiera.
   
También le adjudica a Maduro «seguir los pasos de Hugo Chávez», al crear una polarización internacional contra Estados Unidos en un momento en que los ojos del mundo están sobre el caso Snowden.

Curioso el vaivén de los gobernantes norteamericanos. Ahora vuelven a mencionar con cierto desdén a Chávez, 24 horas después de haberlo elogiado para disminuir la capacidad del actual presidente.

Parte del guion dictado y repartido desde Washington llega tan lejos como a decir que la oferta de asilo responde al propósito de «desviar la atención de los problemas internos» de la nación suramericana.

Aún más interesante es hacer notar que, a 24 horas de una reunión de la OEA donde fue duramente reprochada la agresión contra Evo Morales, la enorme maquinaria propagandista de Estados Unidos no ha logrado echar a tierra la realidad del caso Snowden.

No solo deambulan gigantes, también hay pigmeos que guardan escrupuloso silencio para no molestar la siesta del todavía poderoso vecino del Norte.

He ahí muy avanzado para la historia el capítulo del héroe Edward Snowden y de los canallas que, desde terreno fangoso, trataron de apagar a otro hombre del presente con pasaporte del futuro.