Venezuela: contra el golpe, ni tantito así

Venezuela: contra el golpe, ni tantito así
Fecha de publicación: 
14 Abril 2013
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La vertiginosa intensidad de la campaña electoral venezolana ha puesto de relieve el papel que juegan las Agencias de Prensa de más repercusión en el mundo y los Medios que se pretenden democráticos en el escenario político. La incuestionable superioridad en la intención de voto a favor del candidato de PSUV ha obligado a atenerse a divulgar, en los últimos días, un supuesto ascenso del candidato opositor. Algunos libelos de sondeo, por completo inescrupulosos, han considerado que Capriles sube, de hoy para mañana, en un 20%. Como sacado de la vara de Harry Potter y con un calzo mediático análogo al de la saga de J. K. Rowling.

La cierta posibilidad de la derrota en el escenario democrático, perfectamente ajustado a las normas que la política burguesa considera legítimas, obliga a generar –desde la propaganda de Prensa– un escenario de confrontación ficticia. Se trata de un partido de béisbol en el que Nicolás Maduro ha salido con marcador de KO desde la primera entrada.

Sin embargo, es cierto, como lo analiza profunda y ejemplarmente Ángeles Diez, que la información de los medios españoles, y de tendencia o militancia neoliberal y/o conservadora en el mundo occidental, y las grandes Agencias de Prensa, hacen de corifeos a los más furibundos opositores de la Revolución Bolivariana. Y apoyan abiertamente al quebrado grupo opositor. Como órganos al servicio de sus muy claros intereses ideológicos y de sus coherentemente coincidentes beneficios económicos. Son empresas que dependen de un sistema empresarial capitalista.

Y se han encargado así de generar matrices de opinión que buscan deslegitimar ante sus lectores el respaldo popular de Nicolás Maduro, heredero expreso del recién fallecido presidente Hugo Chávez. Como los intentos iniciales de división entre las principales jerarquías políticas del chavismo no dieron resultado, los recursos naturales de la comunicación se centran, ante la campaña electoral, en el descrédito a Maduro y el trato siempre respetuoso a Capriles. Se omiten las cifras que revelan los muchos adelantos y hasta se insiste en una economía en crisis, y en debacle, sin aportar siquiera una tercera parte de los datos, con los que bastaría para desmentir el falso positivo. Son en general versiones no muy diferentes, en cada una de las coberturas, que cumplen con los inviolables patrones de manipulación ideológicamente interesada.

Para el último día, reservan la cuestión de deslegitimar, ya sea abierta o sesgadamente, el trabajo de la Comisión electoral, punto que ha estado en la Agenda de intervención injerencista desde el mismo llamado a campaña electoral. Y es lógico, pues se trata del único asidero posible: un golpe de Estado, sea cual sea el barniz que se le inflija.

Esa es la única eventualidad sobre la cual se debe estar alerta, y dispuestos además a no concederles ni tantito así.

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