Santa Clara de El Mejunje

Santa Clara de El Mejunje
Fecha de publicación: 
1 Abril 2013
3
Imagen principal: 

 

En un concurso cubano de extravagancias, Santa Clara tendría la delantera: un malecón suplente en una ciudad sin mar, ideado por los jóvenes para sus encuentros; y sobre todo, el mejunje de gente diversa y variopinta que anda por las calles le anotarían los principales puntos a su favor en esa lid.

Gracias al Centro Cultural El Mejunje, que hace 29 años abrió sus puertas para todos los públicos, Santa Clara comenzó a sobresalir en Cuba como abanderada de los espacios para las minorías sexuales y musicales, causantes de la diversidad callejera.

De lunes a lunes, ese espacio mantiene una programación tan variada como su público: desde la peña de boleros «Arráncame la vida» y el proyecto «Cuando éramos chamas», hasta la fiesta de rockeros, trovadores y transformistas, de cada semana. La magia del sui géneris centro cultural consiste en la metamorfosis abarcadora. De la disco a la trova. Del bolero al rock. Del jazz a la imitación. Porque la música congrega a grupos diferentes, y les enseña a incluirse.

Entrar cuesta sólo dos o cinco pesos cubanos —en dependencia del día—, incluso para los extranjeros. Hoy El Mejunje constituye la sensación de naturales y foráneos en esta ciudad; lo visitan los que ya lo conocen, y llegan, con entusiasmo, los que vienen a descubrirlo. Hace tiempo su fama rebasó las fronteras nacionales: en medio mundo tiene clubes de fans (en centros similares), que a menudo acercan sus proyectos a Santa Clara en una fiesta artística y amistosa.

 

mejunje-04

 

mejunje-02
 

Cada día ocurre más la amalgama, la imbricación de unos con otros, en un espacio natural y espontáneo sin antecedentes. Está abierto a toda hora, todo el tiempo. Lo mismo celebra una noche de brujas de Halloween o una pasarela dedicada a la década prodigiosa. Y sin embargo, El Mejunje sobrepasa la posible superficialidad para adentrarse en lo mejor de la cinematografía universal, el teatro y las artes plásticas de Cuba.

Sus fundadores lo levantaron sobre ruinas y aún mantiene ese aire inacabado de ladrillos desnudos; las paredes se pintan con el grafiti ocurrente de los genios de la calle, y nada es como se espera, sino como desea la gente.

Quizás en otra ciudad de Cuba no pueda surgir un Mejunje al estilo de este. Porque Santa Clara, con su aire provinciano a ratos y a ratos cosmopolita constituyó el escenario idóneo para una diversidad a la vista ilimitada. En casi tres décadas de trabajo por la inclusión de minorías sexuales y musicales El Mejunje ganó la tolerancia y el respeto de todos los públicos, aunque aún perduren rezagos de rechazo en algunos sectores de la población.

LUNES, MARTES, MIÉRCOLES...

En toda Cuba resulta difícil encontrar otro sitio donde confluyan a gusto estudiantes universitarios, profesionales, artistas, amas de casa…  sin distinciones de edad u orientación sexual. Además, donde el precio de entrada sea asequible para todos. Los miércoles, por ejemplo, la admisión cuesta 15 veces menos que la discoteca más barata de Santa Clara, y un jueves se puede acceder a la peña de La Trovuntivitis por solo dos pesos.

 

mejunje-03

 

mejunje-05

«Este es el único sitio al que los jóvenes podemos entrar con un gasto apenas perceptible, y además encontramos la diversión, la cultura, el respeto que necesita toda la sociedad», dijo Alejandro Castro Rodríguez, estudiante de Letras de la Universidad Central de Las Villas (UCLV).

Mientras que Tomás González Luis, un doctor de 37 años aseguró: «Vengo desde hace mucho porque me gusta el rock, y aquí encontré el espacio para compartir con otros como yo y disfrutar de lo más reciente de ese género en Cuba».

Un patio al aire libre, cubierto por el follaje de dos framboyanes y amueblado por viejas gradas que hacen de asientos, constituye el escenario. El aspecto en ruinas de El Mejunje indica una metáfora de lo posible. Al inicio el centro carecía de los recursos, el apoyo y el espacio de hoy, pero Ramón Silverio —su director— fue acercando a diferentes grupos marginales (o marginados) en un empeño eminentemente humano y cultural.

Ahora, gracias a sus propios resultados, y al apoyo del Ministerio de Cultura y la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), cuenta con una cafetería, un salón de exposiciones de las artes plásticas, y con la sala teatro Margarita Casallas, que unas veces acerca a lo más reciente de las tablas del país y otras presenta lo mejor de la cinematografía universal.

En el VI Congreso de la UNEAC Abel Prieto, entonces Ministro de Cultura, exclamó: «(El Mejunje) es una de esas instituciones que pueden ser una referencia. Lugares así, con todo en moneda nacional y con un ambiente extraordinario, donde todo tiene que ver con la cultura y con lo auténtico, habría que multiplicarlos».

«Me encanta El Mejunje porque puedo terminar de ver una buena película y quedarme en la fiesta con mis amigos. Nadie mira cómo vas o con quién andas, eso es lo mejor», aseguró Anaibys Hernández Luján, estudiante de Ingeniería Civil de la UCLV.

Rolando Berrío, trovador del proyecto La Trovuntivitis, reconoció los largos años de trabajo para contar con un espacio como este. Aquí también se ha impulsado un importante grupo de la más reciente trova cubana, y además los jóvenes pueden acercarse a las maravillas del género, dijo.

De esa manera El Mejunje apoya núcleos artísticos que surgen desde sus propios espacios, da lugar para el disfrute de géneros musicales de antaño o, sin distingos, valida otros de la actualidad: rock, boleros, filin, jazz, música electroacústica, DJs…

SÁBADO

Pero si algún aspecto llamó la atención sobre este lugar, y por ende sobre Santa Clara, fue la creación de un espacio que aglutinara a todas las minorías sexuales marginadas históricamente. Aunque Ramón Silverio nunca se propuso crear un centro para los homosexuales, según confiesa, aclara que ellos mismos fueron fundadores naturales de El Mejunje.
   

«No me interesó hacer un club gay porque eso solo crearía un gueto y apartaría a la gente, aclaró. Tampoco quiero decir que no haya homosexuales y travestis, es un lugar adonde todo el mundo se acerca».

 

mejunje-06

 

mejunje-01
   

Por su parte, Mileyda Menéndez Dávila, editora de la página Sexo Sentido del diario Juventud Rebelde dijo: «El Mejunje es una muestra de la verdadera cubanía en todas sus variantes, y una posibilidad para que la gente escoja. No se trata de que un día puedan ir las parejas heterosexuales y otro las homosexuales, sino que está abierto para todos, todos los días».   
   

«Así avanzamos, demostrando que en eso no hay nada malsano, que esa es la sociedad, que el mundo es ese, que esa gente, los mismos que trabajan, que están en las universidades, los médicos, hacen el país», declaró Silverio.
   

Oscar Salabarría Martínez, estudiante de Periodismo y asiduo visitante del centro, lo califica como un lugar magnífico, libre y espectacular, uno de los pocos donde los homosexuales tienen cabida, y sobre todo donde pueden compartir con otras personas sin que medien prejuicios por tendencias sexuales.

La gente dice que El Mejunje convirtió a Santa Clara en la ciudad más tolerante de Cuba. Y sin embargo, aún las personas pueden estar o no de acuerdo con las preferencias de los demás. Para Dámasa Pérez Martínez, una economista de 52 años resulta muy positivo que se cree un espacio para este grupo de personas, porque también tienen derecho, reconoce, pero ella nunca se acercaría allí un sábado.

En otros sitios de la provincia, adonde también ha llegado la fama de este espacio, persisten todavía muchos prejuicios. La gente conoce a El Mejunje solamente por su labor de inclusión de las minorías sexuales y muy poco por las demás vertientes de su obra cultural y comunitaria.

«La lucha por derribar estereotipos nunca ha sido fácil. Para cumplir 29 años hubo que sobreponerse a obstáculos materiales, pero sobre todo, a muchas personas y a algunas autoridades», recuerda Silverio.

Él continúa convencido de que el país tiene que llegar a ser lo que es El Mejunje desde hace casi tres décadas, «un mundo donde todos se respetan, donde todos disfrutan de los mismos derechos».

Comentarios

Por favor es el lugar mas bello del mundo no lo cambiaria por nada ,ahi en ese rustico luagar pase los mejores momentos de mi vida lo amooooooooo nunca me arrepentire de aver visitado ese acojedor lugar por primera ves y lo seguire visitando toda mi vida no se q habria sidido de mi vida sin el lo amoooooooo.
hoal concuerdo con Kilmeny la falta que aria uno en cada provincia en cada municipio es un lugar maravilloso <br />demoles la propaganda que merese y tal ves ayan en un futuro no muy lejanos lugares como este en nustra amada Cuba.<br />lugares como este le dan el respeto que meresen a las personas con preferencias sexuales menos comunes...
TE AMO!!! MEJUNJE !!!

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.