Camagüey abre los telones

Camagüey abre los telones
Fecha de publicación: 
5 Septiembre 2012
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Rómulo Loredo no descansó nunca. Su afán por mantener viva a la filial camagüeyana de la UNEAC, su empeño por promover la cultura en la tierra donde nació Espejo de Paciencia, su apoyo incondicional al Conjunto Dramático de Camagüey y su extenso trabajo literario demuestran la sagacidad de un hombre para quien la campiña, la caña de azúcar y el punto guajiro fueron la fuente de inspiración de su vida.

Todo le pareció poco a la hora de promover y alentar cualquier movimiento artístico. Hombre de ideas certeras y puntuales, comprendió con rapidez la necesidad de crear un espacio permanente para el encuentro de actores, dramaturgos y enamorados, como él, del mundo de las tablas.

La idea de Rómulo fue acogida con beneplácito y en junio de 1983 la villa principeña se erigió como tribuna perfecta para  mostrar las mejores producciones del teatro realizado en la isla. Ya existía el Festival de La Habana, con carácter internacional, pero la propuesta camagüeyana se tornaba ideal, pues no existía un ámbito para que los grupos cubanos confrontaran sus propuestas.

Para esa fecha la ciudad toda rendía tributo a la poetisa Gertrudis Gómez de Avellanada en el año 110 de su aniversario. La Placa Avellaneda sería el homenaje que los teatristas le hicieran a Tula y se hicieran así mismos, al instaurar esa distinción para reconocer a creadores relevantes del mundo de las tablas.

Desde entonces y cada dos años luces, vestuario y escenografía llegan cogidos de la mano. El evento constituye sitio ideal para dialogar sobre los retos que tiene la escena cubana actual y para analizar sus proyecciones futuras.

A solo unos días de la celebración aquí del décimo cuarto Festival Nacional de Teatro, la ciudad se engalana para recibir a 29 agrupaciones de Cuba.

José Elías Gomero, Presidente del Consejo Provincial de las Artes Escénicas en la provincia informó a la prensa sobre las labores de restauración que durante los últimos meses se efectuaron en las sedes del Festival. “Una de las inversiones principales se desarrolló en el teatro José Luis Tasende. Allí se instaló un nuevo equipo de climatización para un mayor confort del público. De igual forma se reparó y pintó la fachada del Principal y de La Edad de Oro. En Teatro El Viento también se acometieron cambios de carpintería y pintura”.

La ciudad que abrazó de joven a Virgilio Piñera, vuelve a rendirle tributo en el año de su centenario. Una sala homónima de 52 asientos será estrenada durante el Festival en el segundo piso del Tasende.

“Nosotros quisimos ampliar las salas con las que contábamos y crear nuevos espacios. Como se sabe, sobre nuestras instalaciones ya pesa el paso de los años, pero queremos sacarle el máximo de provecho, dada la amplitud de propuestas en esta edición del Festival. Aunque no se usará en esta cita, cabe resaltar que acondicionamos un pequeño salón que está ubicado en la calle San Ramón, entre Padre Valencia y Astillero. Esa será la sede de Teatral Teatro, y por otra parte destaca la sala Virgilio Piñera, donde se presentarán obras infantiles. Ello nos permitirá utilizar el Tasende en dos espectáculos a la vez”, declaró el directivo.

Para los infantes también habrá funciones en el Guiñol y La Edad de Oro, mientras que para adultos sesionará la sala de la Academia Vicentina de la Torre y el resto de los teatros mencionados. Se suman las actuaciones de El Mirón Cubano y la Compañía D´Morón Teatro, en las plazas y calles del centro histórico de la ciudad, Patrimonio Cultural de la Humanidad. 

Y los jóvenes, con su estilo cuestionador y rebelde, encontrarán en el Teatro Avellaneda un “rincón” ideal para expresar esa forma peculiar de ver la vida. La institución está en reparación desde hace años, mas los organizadores supieron escoger el escenario perfecto: un sitio interactivo. 

Así mismo, la fiesta más importante de las tablas en Cuba propone una mirada a comunidades intrincadas. Freddys Núñez Estenoz, director artístico del Festival de Teatro de Camagüey, explicó a CubaSí la importancia de esta experiencia: “a menudo se dice que en Camagüey se desarrollan eventos de gran magnitud, pero muy pocas veces salen de la ciudad. Las personas de otros municipios también tienen derecho a disfrutar de estos espectáculos. Por primera vez el Festival se extenderá a municipios, tal es el caso, de Minas, Jimaguayú, Sierra de Cubitas, Vertientes y Sibanicú. Vale señalar que algunos grupos visitarán diferentes consejos populares de esos territorios”.

La 14 edición acogerá una de las muestras más grandes de los últimos tiempos. Desde la pluralidad de manifestaciones artísticas, la cita apuesta por lograr mayor integración entre el movimiento teatral de la Isla. Colateral al evento se exhibirá la muestra “El teatro en el cine”, con la conducción de Luciano Castillo, también el ballet contemporáneo Endedans se presentará en el Teatro Principal, y la cantante Ivett Cepeda regalará su voz a los camagüeyanos por primera vez. La cita ha sido pactada para el martes once, a las nueve de la noche, en la mencionada institución.

Nuñez Estenoz, aseguró que en aras alcanzar una mayor asistencia de la crítica, los actores, directores y el público general a los eventos teóricos, todas las puestas se mostrarán por las tardes y las noches. En las mañanas, el Centro de Gestión Cultural de la Oficina del Historiador de la Ciudad acogerá los debates, exposiciones, paneles, conferencias, fórums y la premier de documentales.  

El próximo sábado comienza la fiesta que cada dos años convierte a la urbe agramontina en un espectáculo gigante. Rómulo y Virgilio también estarán presentes: en la inocencia de los niños, en las ansias transformadoras de los jóvenes y en la sensatez de los mayores.

Desde la barriga del caimán se alza el faro que asegura puerto y abastecimientos a quienes apuestan por el teatro del siglo XXI. Las artes escénicas salen de la capital y llegan a la suave comarca de pastores y sombreros, al legendario Camagüey que impacta por su laberinto de calles –de  las que nunca se sabe comienzo o final-, por sus edificaciones coloniales y por el orgullo y la cultura de su gente.

Justo cuando Puerto Príncipe celebra sus 498 años de existencia, el Festival Nacional de Teatro vuelve a ser noticia. El repicar de campanas se torna banda sonora en la ciudad de las iglesias y los adoquines reclaman las inusuales representaciones a cielo abierto. Todo listo: el agua de tinajón invita a quedarse.

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