Ñico Membiela: el bolerista olvidado

Ñico Membiela: el bolerista olvidado
Fecha de publicación: 
31 Agosto 2012
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Dicen los que le conocieron que añoraba regresar a Cuba, a su natal Zulueta, donde, deliraba, le harían un homenaje. Pero Antonio «Ñico Membiela» murió solo, completamente abandonado por quienes le pintaron villas y castillos, en la más absoluta miseria, inválido, en un hospicio miamense de Hialeah, a los 84 años de edad.
 

Lo conocí en 1959, al triunfo de la Revolución, en el entonces municipio camagüeyano de Jatibonico, donde tenía muchas amistades, todas revolucionarias. Aunque afirmaban que no era bebedor, por esos días no pude verlo ni una vez completamente sobrio en el Club Siboney, aunque increíblemente equilibrado, con una voz que no se podía comparar con las grandes voces internacionales, pero con una simpatía natural que llamaba la atención a las mujeres, no obstante su aspecto desvalido y un saco oscuro que no dejaba ni en pleno verano.

Membiela no fue para mí una figura cimera del bolero, como considero a Lino Borges y a Pacho Alonso, cuando este incursionaba en el género; pero sí hay que reconocerle que entonaba mejor las canciones que otros habían interpretado, incluso exitosamente. 
  

Pienso que por ello se le llamó «la voz del recuerdo» y se le calificó acertadamente como uno de los cantantes más interesantes de Cuba. En este contexto descuella en 1960 una de las piezas con mayor calidad de contenido, una especie de dupla cancionero o «pegadito», Contigo-Besos salvajes, achacado erróneamente por algunos musicólogos a Estrada y Fontanar, cuando su segunda parte estaba compuesta enteramente por tres bellas estrofas del extenso poema Besos, de la chilena Gabriela Mistral:

¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenaronse de lágrimas tus ojos.
¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te ví celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.
Yo te enseñe a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca

Para mí, solo el mexicano Pedro Infante fue mejor en la interpretación de Cien años. Sin esas grandes posibilidades vocales, llegaron a proclamarlo El Trovador Nacional y logró éxitos, entre otros, con Orgullo, Me robaste la vida, Trago amargo, Lo siento por ti, Dos cosas, Mi vida es una canción, Cuatro vidas, Adiós, En las tinieblas, Así, Ambición, Esperando carta y Te adoraré.

Según el investigador Rafael Lam, Ñico, en los tiempos del Ali Bar, contaba con un público superior al de Benny, y el cantante Kino Morán apuntaba que «Las mujeres iban a adorarlo, le llevaban regalos de todo tipo».

El musicólogo Helio Orovio consideró que la atracción de Membiela residía en «el rescate de una nostalgia, de una rara atracción de canciones al estilo de Pablo Quevedo —tuberculoso—, que también recuerdan a Chopín y Mozart en su depauperado estado físico», a lo que agregó Lam que a Helio le faltó decir que en todos estos cantantes hay también algo de natural, de rescate de nuevos timbres que resultan a su vez distinto, novedoso a lo que otros hicieron con esas mismas canciones. 
 
Demasiado largo sería el trabajo si añadiéramos datos biográficos de este cantante al que el juego, la bebida y la vida disipada arrastraron en 1963 —ya con 51 años de edad— de México (donde tenía un contrato) a Estados Unidos. Las Vegas y Miami fueron escenarios de la caída de este bolerista del recuerdo, hoy tristemente olvidado.

Comentarios

Porque estamos aquí es importante, ya que este aparte debe servir para dejar una huella y aprehender y colaborar con el engrandecimiento del mundo. Relacionado con Ñico Membiela, debemos homenajearlo no solo a él, sino a los que sirvieron de base a la música moderna.
Tengo 80 años lo vi en el Ali Bar y después en el Club Caborrojeno en NY ETA el hombre más FEO q yo he visto en mi vida , pero tenista un @ no se que” q volvía a las mujeres locas Diemprr tenía un anillo gigantesco en el dedo Índice de su mano derecha

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